12/17/2006

Pastores y queseros

Con el marco de la gestion del medio natural por parte de la Administración Autonómica como fondo, Victor M. Vazquez, que fue hasta esta ultima legislatura Director General de Recursos Naturales de la Consejería de Medio Ambiente y cesado de forma un tanto abrupta, escribe hoy un articulo sobre la visión distorsionada que se está imponiendo sobre la realidad del medio natural, en concreto sobre buena parte de la montaña central asturiana, y las consecuencias de la transformacion en los usos que han tenido lugar a lo largo de su historia.

Foto de J.M. Foyo
VÍCTOR M. VÁZQUEZ
(...) estaremos ante las más recientes reflexiones sobre los habitantes de nuestros espacios protegidos, en las que, a modo de ejemplo, las relativas a los pastores-queseros pueden sintetizar a qué me quiero referir. Resulta, nos dicen, que algunas formas de explotación de nuestros pastos de altura, entroncadas -al parecer motu proprio- sin discontinuidad alguna con los pastores neolíticos, han obrado el milagro de la biodiversidad y conservado territorio, paisaje, ecosistema y toda una retahíla de términos científicos, en contra de leyes, urbanitas, movimientos sociales, administraciones públicas y estado de derecho si me apuran.

Quienes así hablan, además, suelen atribuirse una visión integral para despreciar a cuanta persona, desarrollando su parcela laboral o política, trabaja en la gestión, protección y conservación del medio natural o, simplemente, opina sobre el tema. Claro que estos holistas de nuevo cuño, que hablan de biodiversidad, paisaje y cultura rural, generalmente ignoran todo lo concerniente a las especies y sus relaciones ecológicas, a las transformaciones históricas e incluso a la historia de los pueblos, por lo que configuran su película con un único fotograma repetido sin entender que el largometraje ha variado con endiablada velocidad a lo largo de los siglos. ¿Acaso el campesinado siempre ha sido propietario de sus predios, sus rebaños e incluso sus vidas? ¿Nunca hubo esclavos, señores, foreros, amos, vasallos, abades, siervos, arrendatarios, aparceros y toda suerte de habitantes en el medio rural? ¿Han obrado todos con sentido de responsabilidad sostenible? ¿Nunca nadie destruyó o intentó destruir lo que ahora se dice que se preservó?
Nuestro ilustrado de cabecera, Jovellanos, describía a la entonces abundante oveja «xalda» como una raza entre churra y merina y ahí es donde yo creo que están algunos de estos neorrurales tan conservacionistas que redescubren la pólvora. Por cierto, estos ganaderos que presuntamente conservaron la biodiversidad pusieron a las «xaldas» al borde de la extinción, como también lo hicieron con asturcones, vacas casinas y carreñanas, y gochos celtas, entre otros animales domésticos. Incluso, cultivos autóctonos como las escandas y otros cereales no han desaparecido de Asturias milagrosamente. El mueyu, al igual que el ciervo, fue extinguido por campesinos-cazadores y osos, buitres, lobos, quebrantahuesos y águilas, entre otros tesoros naturales, quedaron muy tocados por el generalizado uso del campesino veneno. (Por desgracia, de triste actualidad en una de nuestras comunidades rurales teóricamente más responsable con la conservación del patrimonio natural).
Pero no, no quiero que se malinterpreten estas palabras que escribo; yo respeto profundamente a las personas que viven en el medio rural, como también a las que viven en ciudades; lo único que pretendo es poner las cosas en su sitio. Por ello, volviendo a Rousseau, hay que recordar que el conocimiento no provee, necesariamente, de bondad. Es decir, por saber sobrevivir en un territorio, por marginal e inhóspito que sea, no se deduce que éste se explote con responsabilidad, sostenibilidad y sentido de futuro. Y si no, que se lo pregunten a esos habitantes del medio rural que han comenzado a jugar a las recalificaciones urbanísticas en detrimento de la biodiversidad que, según los mencionados teóricos, vienen conservando altruistamente durante tantos milenios...

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