7/27/2008

Karadzic

Tal vez una de las noticias de este verano ha sido la detención de Radovan Karadzic, tanto por la propia personalidad del personaje como por la voluntad expresada por el nuevo gobierno serbio de superar el conflicto que ha desangrado a la antigua Yugoslavia. Quedan algunas cosas que poner en claro y entregar a algún otro criminal de guerra, pero sin duda Karadzic era la imagen de la violencia serbia ejercida en Bosnia y Croacia en la guerra de los años 90, el hombre mas temido y odiado a pesar de su formación de médico psiquiatra.
La anécdota que cuenta la escritora Slavenka Drakulic en el cerco de Sarajevo, en donde ofrece disparar sobre la ciudad a un invitado ruso le retrata.


Karadzic, ¿un criminal diferente?

SLAVENKA DRAKULIC


Reconozcámoslo, Radovan Karadzic es diferente. Para empezar, tiene un aspecto distinto a todos ellos, los fornidos y grasientos políticos de los Balcanes, los generales rechonchos y sin afeitar, los delincuentes comunes de ojos astutos, los taxistas convertidos en policías secretos. Karadzic es un hombre alto y robusto, de barbilla enérgica y ojos grandes. Su cabello canoso, largo y alborotado, le hace parecer más una estrella de rock que un político. Es fácil imaginarlo en el escenario con un micrófono en la mano, cosa que hacía con frecuencia, aunque no como estrella de rock. Posee carisma y un estilo personal.

Su juicio por genocidio contribuirá a saber la verdad sobre la guerra. Su captura obligará a los serbios a reconocer lo que ocurrió en la guerra

La historia de su vida -un individuo nacido en una pequeña aldea de Montenegro que llegó a Sarajevo, a la universidad, a la fama como poeta y, por último, a la presidencia de la República Serbia, por no hablar de su fama mundial como uno de los criminales de guerra más buscados- es seguramente material para una película. Una combinación del personaje tradicional del hajduk (ladrón) y el guslar, el poeta que recita poesía épica mientras se acompaña con un instrumento de cuerda: ¿existe alguna otra figura tan interesante como él entre las que solemos ver a diario en nuestros televisores? Karadzic es una especie de Doctor Poeta y Míster Criminal. Porque no hay duda de que es un criminal de guerra, y llegó a serlo por pura vanidad. Todos sus logros no le bastaban, quería el poder. La vanidad en sí no es un crimen, siempre que no le empuje a uno a una posición en la que pueda ordenar -y lo haga- el exterminio de casi 8.000 hombres musulmanes en Srebrenica en 1995, por no mencionar más que una cosa.

Todos estos años, cada vez que pensaba en Radovan Karadzic, no podía quitarme una imagen de la cabeza. Pertenece a un documental rodado durante el sitio de Sarajevo: estamos en Pale, una colina sobre Sarajevo desde la que el Ejército de la República Serbia bombardeaba la ciudad. Karadzic llega con un invitado, el poeta ruso Edvard Limonov. La Sarajevo sitiada se extiende a sus pies, en el valle, y se puede ver con claridad cada edificio, cada calle, cada árbol. Una posición ideal para disparar, podría decirse. Vestido con un abrigo negro, con un echarpe sobre el cuello porque es invierno, ofrece a su invitado y colega poeta, cortésmente y con una sonrisa, un "regalo especial" digno de un rey, de alguien que manda sobre la vida y la muerte. Ofrece a Limonov que intente disparar con una ametralladora dirigida contra la ciudad. Porque sí, como diversión. Prueba, le dice con chulería, como si estuviera retándole. Como en las películas, cuando un rey ofrece su arma a su invitado para que dispare contra los animales salvajes. Salvo que en una ciudad sitiada viven personas, no animales.

Limonov acepta el reto, se arrodilla detrás de una ametralladora y dispara. Todo el mundo está encantado, este hombre es uno de ellos, exactamente como ellos. A pesar de ser poeta, no es un blandengue. Como su propio poeta serbio, ha demostrado que es un hombre de verdad. Como si en los Balcanes ser poeta, o ser psiquiatra, o intelectual, no contase para nada. Después, los dos beben sljivovica con los soldados y comen cerdo asado, sin preguntarse ni por un instante si Limonov ha alcanzado a alguien o no.

Pero yo, después de ver el documental, sí me pregunté si Limonov había matado o herido a alguien. ¿Cómo era posible que intelectuales y poetas y psiquiatras como Karadzic hicieran algo así? Me costó tiempo comprender que ésa es una pregunta equivocada. Es una pregunta equivocada porque da por sentado que unos individuos que se supone que son más listos -los más cultos, los sofisticados, artistas, ¡por Dios!- tienen unos criterios morales más elevados que los demás, la gente corriente. Y, sin embargo, vemos todo el tiempo que, en cuestión de ética y moral, no son diferentes que nosotros.

Lo he visto cuando trabajaba en mis libros sobre criminales de guerra sometidos a juicio en La Haya. "No harían daño ni a una mosca". Los criminales de guerra proceden de todos los estratos sociales. Son profesores, escritores o mecánicos, camareros, empleados de banca o campesinos.

Existe la tentación de llamar a los criminales de guerra como Radovan Karadzic, Ratko Mladic y Slobodan Milosevic "monstruos" porque es la forma más fácil de no tener presente la terrible idea de que también nosotros seríamos capaces de cometer u ordenar atrocidades. Pero no hay monstruos. Nosotros, la gente corriente, nos hacemos esas cosas unos a otros, seamos poetas o carteros. Los seres humanos tienen la capacidad de hacer tanto el bien como el mal. Ahora bien, también tienen la facultad de elegir. Radovan Karadzic escogió el poder y tener poder en tiempo de guerra podía costarle un precio muy alto, que ahora tendrá que pagar.

En los fragmentos de vídeo que emitió la BBC para acompañar la noticia de la detención de Karadzic volví a ver los rostros de Franjo Tudjman, Alia Izetbegovic, Slobodan Milosevic, Zeljko Raznatovic-Arkan... Hoy todos están muertos, y parece que fue ayer cuando decidían nuestro destino. La generación joven en Serbia, los chicos nacidos, por ejemplo, a partir de 1990, quizá ni saben quiénes eran esos señores de la guerra. Con la detención de Karadzic, tienen la oportunidad de aprender esa parte de su historia. Uno de los aspectos más problemáticos de los 13 años transcurridos desde los acuerdos de Dayton es que Serbia (junto con Croacia, Bosnia y Kosovo) fue el país que menos afrontó su papel en las guerras de los Balcanes. Los serbios viven sin reconocer lo que pasó. Aseguran que no fueron más que víctimas. Es verdad que fueron víctimas de la política de nacionalismo y guerra de Milosevic y del bombardeo de Estados Unidos en 1999. Pero eso no les absuelve de haber elegido tres veces al propio Milosevic, ni de haber vitoreado a los carros de combate serbios, ni de haber apoyado al partido fascista de Seselj, ni de haber dado la espalda a Europa y el mundo.

La captura de Karadzic es para ellos una oportunidad de comenzar una nueva página (aunque no en blanco). Habrá euforia en el extranjero y llamarán valiente al nuevo Gobierno de Serbia, pero los ciudadanos serbios deben ver que se trata también de una oportunidad para ellos. Los políticos importantes murieron hace mucho, hay varios criminales de guerra detenidos, y ahora son las personas las que deben examinar su propia vida y su aportación a la política de los últimos 20 años.

Tal vez la principal consecuencia de esta detención tardía sea otra: el juicio de Karadzic contribuirá a saber la verdad sobre las guerras. Independientemente de las controversias políticas sobre el Tribunal Penal Internacional de La Haya, en cada juicio sale a la luz parte de la verdad. Y lo que más necesita la gente de Belgrado, Zagreb, Sarajevo y Prístina es la verdad. Sabemos que sin verdad no hay justicia. Pero, en el caso de estas guerras, sin la justicia no hay verdad.


Traducción de María Luisa Rodríguez Tapia.

Slavenka Drakulic es escritora croata y autora de No matarían ni una mosca.


7/26/2008

Universidad

Escribía Jose Angel Valente en 1965 ("La Universidad española: su ocaso y restauración. Revista de Occidente), "La universidad española no entra en decadencia, como se lee a veces, a fines del siglo XVIII, pues su franca deterioración institucional y técnica había empezado un siglo antes. En efecto, al dar cuenta del largo período crepuscular de nuestras instituciones universitarias, recuerda don Alberto Jimenez que en 1650 no había en Salamanca ingún alumno matriculado en matemáticas, y ninguno en matemáticas ni en cirugía en el último años del siglo XVII.
La fijación de nuestras universidades en el modelo teológico mediaval y en el aparato escolástico, contra el cual sigue debatiendose aún con éxito relativo la minoría ilustrada del siglo XVIII, cierra el paso a la ciencia experimental y con ella a los fundamentos del mundo moderno. El retraso de la anatomía y la cirugía parece deberse en buena parte al prejuicio de sacrilegio respecto a la disección de cadáveres, todavía muy aguado en el siglo XVIII (...)

La situación no es comparable a la de otros paises de Europa, sobre todo ya entrado el siglo XIX, especialmente las universidades alemanas, como Halle, Gotinga o Berlín y las inglesas de Oxford, Cambridge y la escocesa de Edimburgo...

La Universidad española entra, en cambio, en lo mas agudo del proceso de decadencia de la institución. En 1772, Salamanca sigue excluyendo de sus planes de estudio a Newton, Descartes y Bacon. A mediados del mismo siglo, el sistema ptolemaico es aún el comúnmente aceptado (con ilustres excepciones, entre las que figura en principalisimo lugar el Padre Feijoo); Copernico y Galileo cuentan con la hostilidad general como contrarios a las Escrituras. En 1757, el doctor Andrés Piquer todavía se veía obligado a polemizar con un clérigo valenciano acerca de la posibilidad de que los ángeles transportasen hombres por vía aérea de Madrid a Lisboa, y trataba de trazar con grandes precauciones las fronteras entre la teología y la física..."

7/20/2008

Conferencias

Muy interesante y sobre todo instructiva la conferencia-charla que nos dirigió el profesor Miguel Arbizu la pasada semana, tanto que el programa previsto solo se cumplió en parte, por lo que previsiblemente tendremos oportunidad de continuar en otra ocasion y retomar asuntos tan interesantes como el origen de la vida y la evolución del genero Homo a través del registro paleontológico. Desde el año pasado hemos tenido ocasión de asistir a charlas sobre distintas materias, comenzando por la impartida por el doctor Carlos Ponte, Jefe del Servicio de la UVI del Hospital Central de Asturias, sobre la propuesta de derecho a morir dignamente y la controversia creada en los hospitales de Madrid. Ya en febrero de este año, accedió a darnos una charla sobre el origen de España y la batalla de Covadonga, el catedratico de Historia Mediaval de la Universidad de Oviedo, Juan Ignacio Ruiz de la Peña, recien nombrado por entonces Presidente del RIDEA. En abril nos visita Amaro González de Mesa, ex Embajador de España, que además de una cercana relación familiar con un contertulio es un excelente conversador y contador de anécdotas referidas a su intensa vida diplomática en los paises mas diversos.
Para continuar con el ciclo de conferencias, están previstas varias antes de final de año, después del parón veraniego, no sin antes hacer la excursión aplazada al escenario de la última batalla de la guerra civil en Asturias, en la sierra del Mazucu, en Llanes, que recorreremos con un guia local, experto en la cuestión.




7/14/2008

Éxito

Un amigo y compañero de aventura cultureta está empeñado en tener exito, mucho éxito, para lo que se aplica con denuedo y ha descubierto que un especialista en el asunto como Frank Sinatra tenia razón cuando dijo aquello de "Para tener éxito hay que tener amigos; pero para tener mucho éxito hay que tener enemigos", sin embargo si es cierto que hay que escoger bien a los enemigos porque te acabas pareciendo a ellos, en su caso ha escogido fatal porque deben ser los mas tontos del pueblo y están empeñados inutilmente en hacernos participes a los demás de su desazón y falta de cariño, y espero que nuestro socio, y amigo, se parezca mas a si mismo, sin excesos, y menos a los otros...

Continuando con la serie de conferencias programadas, mas o menos, por el quinto aniversario de esta Tertulia verborreica y comilona, ha aceptado dirigirnos una charla el profesor titular de Paleotologia de la Universidad de Oviedo Miguel Arbizu que tratará sobre el origen de la vida y la evolución del género Homo, un interesante recorrido por los nuevos descubrimientos de la presencia de las diferentes subespecies del hombre prehistorico en le registro paleontologico. Ni que decir tiene que nuestro contertulios en el exilio, a falta de medios técnicos para retransmitir on line la conferencia pueden participar a través de preguntas y comentarios sobre el particular, teniendo en cuenta que se va a abordar asuntos tales como la evolución psiquica y su capacidad artistica, así como las preferencias culinarias de nuestros comunes antepasados, tal como ya adelantó Alvaro Cunqueiro a finales del siglo pasado sobre las aficiones marisqueiras de los antiguos pobladores de Galicia, extendido como ahora sabemos a toda la cornisa cantábrica.

Nuestros abuelos marisqueaban. Alvaro Cunqueiro
Que el gallego marisqueaba desde los días prehistóricos, se sabe por los concheiros, los montones de conchas que se encontraron, y encuentran, desde Bares a las islas Cíes. Aquel antepasado nuestro, del que quizá no llevemos mucha sangre en las venas, pero tenemos en común ese lazo de parentesco no muy bien estudiado, que está formado, en parte, por el hombre como sujeto pirandelliano, entrando en la escena y saliendo él mismo y a la vez diferente, en parte por vivir una misma tierra, bajo un mismo cielo y nubes, al abrigo de los mismos valles y en las mismas riberas, orilla de los mismos ríos, parentesco por el paisaje, del que ya entrevió secretos el francés Gaston Bachelard; digo que aquel antepasado nuestro que hacía los concheiros, los kjiokenmöddings de los prehistoriadores, sería uno de los primeros hombres del mundo que osó comer lo que tenía dentro un monstruo de poderosas pinzas agresoras como una gran centolla, o un bogavante que levanta la cabeza, vikingo oteador vestido de azul. En los concheiros hay conchas de ostras, de almejas, de vieiras, de croques, restos de caparazones y de grandes patas de centollas o de bueyes de mar. Nuestro antepasado marisqueaba.

7/04/2008

La excepción española

Alberto Einstein dejó dicho : "Si mi teoria de la Relatividad es exacta, los alemanes dirán que soy aleman y los franceses que soy ciudadano del mundo. Pero si no, los franceses dirán que soy alemán, y los alemanes que soy judio." Algo por estilo le ha pasado ahora cuando se ha descubierto una carta escrito un año antes de morir y dirigida a un amigo en la que califica a las religiones como "supersticiones infantiles" y la palabra Dios "la expresión y el producto de la debilidad humana, la Biblia una colección de honorables, pero aun así primitivas leyendas que son, no obstante, bastante infantiles...". Los que habían creido ver en el sabio una vertiente religiosa cuando contradecía a Max Born con aquello de que "Tú crees en el Dios que juega a los dados, y yo en la ley y el orden absolutos en un mundo que objetivamente existe", ahora le tachan de ateo militante, y vuelven a equivocarse.

La Excepción religiosa española. Nicole Muchnik

Cuenta Avraham Burg, ex presidente de la Knesset, el Parlamento israelí: "Mi padre enseñaba el Talmud con la kipá. Pero, cuando enseñaba historia, se la quitaba. Con ello señalaba la separación física entre lo sagrado y lo laico". Hay muchas definiciones de la laicidad, pero ésta es tan buena como cualquiera. Lo cual no permite deducir que Israel sea un modelo de democracia laica.

España no puede afrontar ningún fundamentalismo sin convertirse de veras en un Estado laicoLos obispos avalan la actitud casi golpista de una radio y también hacen política directamente. Considerando Europa desde el punto de vista histórico, hay que reconocer que el hecho religioso forma parte de los cimientos de nuestras sociedades. Con una salvedad, aunque importante: en estos cimientos no están sólo las creencias cristianas, sino también la judía y la musulmana, aunque en menor medida.

Siendo así, es incontestable que todas las conquistas de la modernidad democrática se han logrado contra las iglesias y no con ni gracias a ellas: el principio democrático contra la autoridad de derecho divino; la libertad de pensar y de debatir contra el dogma; la igualdad de sexos contra la ley de todas las iglesias y los usos y costumbres que de ello derivaron; el desarrollo de la ciencia y el estudio de la naturaleza, en particular de la medicina, contra los tabúes religiosos hostiles a toda experimentación; la tolerancia general contra la intolerancia hacia otros cultos o hacia diferencias dentro del mismo culto, por no hablar de las convicciones agnósticas o ateas.

Hoy día, todas las leyes de carácter liberalizador e igualitario, como las que regulan los derechos a la contracepción, al aborto y al matrimonio entre individuos que consienten libremente, así como el derecho a una muerte digna, se han logrado o se logran en reñida lucha contra todas las iglesias. Es lícito concluir que una buena enseñanza de las religiones sería sin duda útil a la causa de la libertad de conciencia, una libertad que, curiosamente, aún hoy es necesario defender con la máxima vigilancia.

Es un hecho, por otra parte, que las democracias europeas son cada vez más multirreligiosas. Ningún Estado europeo puede referirse a una sola religión común como argamasa social. Al contrario, las sociedades democráticas modernas sólo pueden organizarse en base a valores universales nacidos de la ética, como la justicia, la igualdad y la libertad de conciencia. Este conjunto de valores lleva directamente a la autonomía de la esfera política y social de la esfera religiosa, en la cual lo sobrenatural y la fe cierran todo posible debate. En cambio, la democracia pretende dar a cada uno la posibilidad de dar libremente un sentido a su propia vida.

La condición mínima para que una sociedad sea democrática es el reconocimiento de la libertad de expresión y el respeto a las opiniones ajenas. ¿Gozan de esta libertad los ateos en España? Recientemente, mientras el alcalde de Toledo -ciudad de un Estado aconfesional según la Constitución- consagraba el Ayuntamiento de la ciudad a la defensa del dogma de la Inmaculada Concepción de la Virgen, un encuentro de Ateos Españoles era considerado como "una mancha" para el buen nombre de esa ciudad.

Para tomar como ejemplo el caso francés, el primer artículo de su Constitución define el Estado como una república indivisible, laica, democrática y social. Y, según una ley de 1905, "la república asegura la libertad de conciencia y garantiza el libre ejercicio de los cultos", al tiempo que "no reconoce, ni paga ni subvenciona culto alguno". Lo que significa que la religión es una institución que goza de plena libertad en cuanto a su funcionamiento interno. Sus principios, creencias y leyes jamás serán combatidos, pero la libertad de conciencia, tal como la libertad de culto, forma parte de las libertades públicas garantizadas por el Estado. De ello nace la institución del Estado civil. En realidad siempre se ha considerado implícitamente que la laicidad es la garantía de los derechos humanos o, por lo menos, que es el marco legislativo neutro más propicio para la aplicación de estos derechos.

España alberga hoy una multitud de confesiones o convicciones diferentes, entre las cuales la protestante y la musulmana reúnen ya tres millones de personas, a las que habría que añadir budistas, judíos, no creyentes y ateos. Dicho sea de paso, el ateísmo está considerado aquí más bien como "ausencia de convicción".

La Constitución de 1978 (10.2) se refiere explícitamente a la Declaración Universal de los Derechos Humanos en todos sus extremos y, en particular, a la referencia a la Declaración de 1948 sobre la libertad de conciencia que vale la pena citar: "Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión; este derecho incluye la libertad de cambiar de religión o de creencia, así como la libertad de manifestar su religión o su creencia, individual y colectivamente, tanto en público como en privado, por la enseñanza, la práctica, el culto y la observancia". En 1981, Naciones Unidas juzgó oportuno volver al asunto: "Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión". ¿Puede progresarse hacia el respeto de estos valores sin la laicidad?

La Constitución española es aconfesional y ofrece un espacio neutro para todos. Entonces, ¿dónde está el problema?, ¿cuál es la excepción española comparada con la mayor parte de las democracias laicas occidentales? Es la financiación, no generosa sino pródiga, de la Iglesia católica por el Estado, entre exenciones fiscales, ayudas económicas y subvenciones a los centros escolares concertados. Es el que toda alusión a la laicidad sea considerada blasfema.

El problema -la excepción- es también el que las altas autoridades de la Iglesia católica se pronuncien políticamente sobre las decisiones gubernamentales y den consignas de voto. Es el que los obispos bajen a la calle para manifestarse políticamente contra un Gobierno elegido democráticamente por la mayoría de los ciudadanos. Es el que escuelas construidas para ser públicas se conviertan por arte de magia en escuelas privadas o concertadas. Es el que los presidentes de Gobierno y los ministros de este Estado aconfesional juren o prometan el acatamiento a la Constitución ante la Biblia y un crucifijo.

Y también es el que la Conferencia Episcopal financie -¿con el dinero del Estado?- y apruebe los planteamientos casi golpistas de una radio nacional, portavoz de una ultraderecha que cabalga alegremente sobre el lema de que España se rompe, y practica una estrategia de la tensión en lugar de lo que debería ser el papel de una iglesia: ayudar al consenso.

Y así, cuando la vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, anuncia la intención gubernamental de revisar la Ley de Libertad Religiosa durante la actual legislatura, la reacción de ciertos comentaristas especializados en la deformación y el insulto en una radio que en Gran Bretaña "llevarían a los tribunales y tendría difícil defensa", según Paul Preston, sea la de deducir, sin vergüenza, que "excluir las convicciones religiosas del ámbito público es como mutilar la condición humana".

Tranquilos, no es para tanto. Por una parte, uno puede preguntarse con qué derecho las iglesias -en este caso, la católica- se erigen en los únicos defensores de la condición humana. Y, por otra parte, no parece que la condición humana haya sufrido mucho históricamente al pasar de la ciega obediencia a los diktats, abusivamente cambiantes, de la denominada "ley de Dios", al libre ejercicio de la conciencia.

En todo caso, no es respetando lo que también podría llamarse "costumbres" como una sociedad democrática puede hacer frente con pleno derecho a los fundamentalismos de todo signo que constituyen uno de los problemas importantes de nuestro tiempo.

Nicole Muchnik es periodista y pintora.

7/02/2008

La Lengua

"Un tipo le preguntó de madrugada a Ernie como le gustaban las mujeres. Ernie le miró y dijo: sobre todo, amigo mio, me gustan vivas". No es este un tema recurrente en esta tertulia ya casi vacacional, el de las mujeres no el de los vivos, y probablemente hay que ponerle solución.

Mientras, entre crisis y futbol, si no es lo mismo, se cuelan dos debates que tiene a la lengua como protagonista, por un lado la plataforma de intelectuales por la defensa de la "Lengua de todos", es decir la del Imperio, amenazadas, según dicen, por las lenguas vernáculas, que se han hecho co-oficiales en algunas comunidades. Y por otro, mas cercano, la "expulsión" de la enseñanza del asturiano en la Universidad de Oviedo, por obra y gracia de los votos del departamento de Filología, que han mostrado de esta manera el rechazo a la manipulación politica que desde el propio decanato y la Academia de Llingua, todo-uno inseparable, se ha hecho repetidamente.

Ilustran ambas controversias un articulo del filósofo y filólogo Agustín García Calvo, el creador de conceptos como "las masas de individuos" y cuya obra poetica cantaron Amancio Prada y Chicho Sanchez Ferlosio, que no se si nos pone algo en claro pero al menos no lo intenta.

La Lengua, señores...
Agustin Garcia Calvo
Señores: la lengua no es de nadie; esa máquina de maravillosa complejidad que ustedes mismos usan, "con la cual suele el pueblo fablar a su vezino", no es de nadie; no ya la lengua común, que no aparece en la realidad más que como lenguas de Babel, pero ni siquiera una de esas lenguas o idiomas es de nadie, y no hay académico ni emperador que pueda mandar en su maquinaria, ni cambiar por decreto ni la más menuda regla, por ejemplo, de oposiciones entre fonemas y neutralización combinatoria de oposiciones que en ella rijan. El idioma, máquina maravillosa, desconocida y libre, no es de nadieLa escritura, la cultura, la organización gubernativa, la escolar, las leyes, las opiniones, ésas sí que tienen dueño; y el dueño es el de siempre: el jefe, sus secretarios, sus sacerdotes, la persona que se cree que sabe lo que dice.Y ésos ya se sabe lo que quieren o necesitan: quieren ordenar el mundo, el mapa, las poblaciones; es el juego terrible de niños grandes, malcriados y simplones, que ha venido arrasando tierras y torturando gentes desde el comienzo de la Historia, en nombre del Ideal; y así siguen queriendo, por ejemplo, que España sea una, que los Estados Unidos sean uno, que Cataluña sea una, que Euskal Herria o Galicia sean una cada una... Da lo mismo: el caso es someter al ideal a todos, dentro de las fronteras que les toquen: que todos sean uno.

Por medio de la escritura y de la escuela, el Poder ha utilizado una y otra vez las lenguas o idiomas para ese fin: tomando en bloque una variedad simplificada del idioma correspondiente, y sin entrar para nada a la maquinaria de la lengua, ha logrado por ley (pero siempre a través de la escuela y la escritura) imponer hasta cierto punto un idioma uniforme dentro de las lindes que los avatares de la Historia le hayan repartido a esa forma de Poder; así impuso Roma en el vasto territorio del Imperio la unidad lingüística, para apenas un par de siglos, mientras los pueblos volvían a hacer de las suyas y deshacían el latín en dialectos innumerables; y hazañas parecidas se han dado luego, en territorios más o menos amplios, como, por ejemplo, la conversión del hebreo, una lengua muerta, en idioma, relativamente uniforme, del Estado de Israel.

En aquello que iba siendo Europa hace unos ocho siglos, los hombres cultos, que hablaban diferentes idiomas o dialectos como lengua cotidiana, trataron de mantener, y mantuvieron durante unos cinco siglos, una lengua común, el latín resucitado por escrito, no sólo para las disputas escolares y científicas, sino también para los tratos internacionales. Pero ya, entre tanto, los Estados modernos, el Español, el Francés, el Inglés, se habían establecido, y preferían volver a repetir, cada cual en su ámbito propio, la empresa del Imperio: la unificación de los varios idiomas y dialectos bajo el mismo ideal; una lengua una para el Estado uno; y en la misma idea les han seguido todas las naciones de cuño estatal, chiquitas o mayores, que tratan de dividirse el mapamundi.

Cierto que el que una lengua, relativamente uniforme, ocupe vastos espacios, tiene sus ventajas, no sólo para los trámites comerciales y administrativos, sino para que, por ejemplo, esta andanada contra los tratantes de lenguas le llegue a más gente que si la escribiera en sayagués; pero la cuenta de lo que con eso gana la denuncia de la mentira en contra de lo que gana la difusión de la mentira, ¿quién, señores, me ayudará a echar esa cuenta?

En fin, lo que el Poder, nacional, autonómico, universal, quiere hacer con las lenguas y la gente, eso cualquiera, si se deja sentir, lo sabe. Algo de vergüenza da que hombres doctos y esclarecidos confundan en un trance como éste los manejos unificatorios de una u otra administración con la máquina, desconocida y libre, de la lengua. Pero tampoco eso debe extrañarnos demasiado, sabiendo y sufriendo, como sufrimos, lo que es la condición de la Cultura y la de la Persona.

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Agustín García Calvo es catedrático emérito de Filología Clásica de la Universidad Complutense de Madrid