8/06/2013

Rebaño de beocios

No ha pasado un siglo, pero si el tiempo suficiente que se temía Pedro Pidal para que "los rebaños de beocios" invadan nuestro "paraiso montaraz". Si en algo tenía razón es en la motivación de los turistas, El turismo moderno, que no es mas que como decía Pedro Pidal "cosmopolitismo vano e insustancial", más interesados en repetir en directo imágenes de televisión y dar cuenta de nuestra gastronomía, que de admirar el encanto y la grandiosidad de nuestras montañas. Una actitud que corre paralela a los que utilizan nuestra agreste naturaleza como una pista polideportiva, de la que no aprecian nada más que la dificultad y el riesgo.
     
“Ya ha sonado la piqueta civilizadora por las cumbres del Pirineo Central; ya hay cables de acero en el  du Midi d’Ossau; ya pasan de veinte los refugios edificados en la vertiente francesa; tras esto vendrán las compañías de guías arreglando rutas y clavando pitones de hierro en que amarrar los cables; y luego llegarán los funiculares, esos sacrílegos armatostes que profanan la excelsa belleza de la montaña, llevando a las cumbres rebaños de gente, la odiosa multitud de beocios atraída tan solo por le menú de los hoteles… Por fortuna, aún falta mucho tiempo para que el cosmopolitismo vano e insustancial, que ha llenado de vulgaridad (y de oro) los valles incomparables de Suiza, lleguen hasta este paraíso montaraz en que comenzó a escribirse, con la Reconquista, la historia brillante de nuestra patria.”   
 Pedro Pidal, 1917 (Pedro José Pidal y Bernaldo de Quirós (Gijón, 1870-1941), marqués de Villaviciosa ha sido uno de los asturianos más polifacéticos del siglo XIX:  político, jurista, periodista,  escritor, cazador, deportista, etc. Diputado y senador; impulsó la creación del Parque Nacional de la montaña de Covadonga, y fue el primer alpinista, junto Gregorio Pérez El Cainejo,  que escaló el Urriellu (Naranjo de Bulnes).