12/08/2015

Conservadores y conservacionistas

El hecho de que "los conservadores sean tan poco conservacionistas", como dice Manolo Rivas es una contradición que tiene su origen en la ideología del liberalismo económico radical que atribuye al capitalismo todos los beneficios y el progreso de la humanidad. En el caso español, se trata de burrez pura y dura, junto con mala fe, como cuando Rajoy cita a su primo físico como fuente de conocimiento,

Salud camaradas


 La cuadratura del círculo

Empiezo a desconfiar por sistema cuando nos convocan a la tarea de dejar “un futuro mejor para nuestros hijos”


En ‘Campo de retamas’, Rafael Sánchez Ferlosio incluye un aforismo acerca de la esperanza: “¿Que dónde se ha ocultado la esperanza? En la etimología de la desesperación”. La celebración de la cumbre mundial sobre el cambio climático debería representar una cierta esperanza. Escucho lo que dicen los científicos pioneros en la detección del desastre en marcha, como Wallace S. Broecker, que alertó en 1975 del “calentamiento global”, probando su vinculación a la actividad humana, y lo que transmiten es una esperanza desesperanzada. El Mago Enloquecido, al que algunos despistados todavía llaman Progreso, actúa como una fuerza mutante sin fronteras.
No me extrañaría que, camuflado de Sostenible, el disfraz de moda, lo Insostenible se infiltre en la cumbre para olvidar el presente con el señuelo del Futuro. Empiezo a desconfiar por sistema cuando nos convocan a la tarea de dejar “un futuro mejor para nuestros hijos”. Un eufemismo para aplazar las decisiones. Lo que en realidad dicen esos labios del cinismo futurista es un juego burlón: “¡A ver qué futuro dejamos a nuestros antepasados!”.
Empiezo a desconfiar por sistema cuando nos convocan a la tarea de dejar “un futuro mejor para nuestros hijos”
La naturaleza no aplaza su tarea. Nos permite respirar ahora. Todo lo regala. Hasta su belleza desnuda. Pero los océanos ya no dan abasto para depurar tanto gas nocivo. Y tiene que ser mucha la mierda para que se infarten los océanos.
Hay lugares donde se actúa, donde se toma en serio un modelo de energía y transporte alternativos, pero una parte del mundo vive dentro del hipermercado y los que están fuera se agolpan a sus puertas hipnotizados o empujados por el mago enloquecido. La devastación avanza veloz, como lo hace la incesante vanguardia de la industria de armamento, mientras la conciencia ecológica se mueve laboriosamente, salvando obstáculos poderosos e incluso represalias. Hay imaginaciones muy selectivas: perezosas para capturar las emisiones venenosas, muy ágiles para capturar a los que protestan contra ellas.
No quiero meterme en asuntos de familia, pero a estas alturas sería interesante saber si el primo catedrático del presidente del Gobierno español mantiene su opinión sobre la inconsistencia de la alarma ante el cambio climático. Lo que me preocupa no es la evolución científica del familiar, sino la opinión actual del primer gobernante. Por una vez, lo confieso, es algo que no me deja dormir.
En mi pesadilla, seguramente producto del calentamiento global, el presidente del Gobierno pide la palabra en la cumbre sobre el cambio climático y vuelve a retomar el argumento que le convirtió en un clásico involuntario del humor surrealista: “Yo sé poco de este asunto, pero mi primo supongo que sabrá. Y él me dijo: ‘He traído aquí a 10 de los más importantes científicos del mundo y ninguno me ha garantizado el tiempo que hará mañana en Sevilla. ¿Cómo alguien puede decir lo que va a pasar en el mundo dentro de 300 años?”.
La célebre declaración fue hecha en el año 2007, cuando el presidente lideraba la oposición. Lo curioso es que no tenía una intencionalidad chistosa, sino que reflejaba un estado de inconsciencia, compartido por mucha gente influyente. Una anomalía histórica en España es lo poco conservacionistas que son los conservadores. La relación con la ciencia también ha sido bastante traumática. Álvaro Cunqueiro, un conservador conservacionista, hablaba de un personaje que le pidió un prólogo para una obra titulada La cuadratura del círculo. El escritor le preguntó el porqué de semejante empeño, el cuadrar el círculo, y el genio local se sinceró: “¡Yo lo que quería era cascarle a los de la Academia de Ciencias de Viena!”.
Supongo que el presidente no quería cascarle a los de la Academia de Ciencias, pero su descreencia ha tenido consecuencias prácticas. España perdió en los últimos años su condición de referencia mundial en la investigación e implantación de energías renovables. Y lo que es peor. Mientras el Ártico y parte de la Atlántida se derriten, mientras toda la comunidad científica seria advierte de “cambios abruptos”, da la impresión de que aquí seguimos varados en el régimen de la Cuadratura del Círculo.
Supongo superada la fase del desdén. El discurso oficial, en el momento de la cumbre, se ajustará por lo menos al sentido común. Pero al sentido común hay que liberarlo del conformismo. Tal como están las cosas, yo tengo alguna esperanza puesta en el Espíritu Santo. Él, con su iconografía de alma animal, ha inspirado la encíclica Laudate si, en la que el papa Francisco llama a luchar contra el cambio climático y señala, sin eufemismos, las causas. Un papa ecologista. Eso sí que es Sentido Común.

11/18/2015

Refugiados y radicales



Para que queremos aquí  Extrema Derecha si ya la representan y muy bien el PP y la Iglesia Católica.
“hoy puede ser algo que queda muy bien, pero realmente es el caballo de Troya dentro de las sociedades europeas y en concreto de la española” ha dicho el Obispo Cañizares, apoyado por el obispo de San Sebastián, que se reafirma en los mismos términos. Otro que tal baila es el párroco de Bobes, San Miguel de La Barreda y La Fresneda, Jose Luis Fernández Polvorosa, que instruye a sus fieles en que la Caridad bien entendida empieza por uno mismo, a ser posible con su Iglesia y con los refugiados, cuidado, que se te meten en casa y después no hay quien los saque, al menos es lo que nos cuentan algunos de visitantes asiduos. 

Así nos va



“¡Qué hijos de puta!! Y todavía tendremos que acogerlos… Un Puto tiro en la cabeza y fuera!!”
Un concejal del PP asturiano, tras los atentados de París en su Facebook, sobre los refugiados

Martín Noriega Campillo es concejal del Partido Popular en Peñamellera Baja, un municipio asturiano de 1.300 habitantes. Y el día siguiente a los atentados de París, publicó en su muro de Facebook este comentario:
“Qué hijos de puta!! Y todavía tendremos que acogerlos y respetarlos pa que no digan que Europa no es solidaria y cosas de esas.. Un Puto tiro en la cabeza y fuera!!! Son todos iguales tarde o temprano la lían”.
Un texto, como se puede ver en la reproducción que acompaña esta información, que publicó en su página de Facebook según recogía otro concejal, este del PSOE, José Sánchez, secretario general del PSOE de Cabrales.
Esta es la opinión del concejal del #PP de Peñamellera Baja de los sucesos de estos días en #París #PPstyle pic.twitter.com/PyVqvjZQPO

11/08/2015

Manipulaciones

Es curioso como se manipula la historia, deberiamos saberlo en este pais despues de cuarenta años de mentiras y otros treinta más de fraudes. Todo porque se simplifica lo suficiente para que un hecho desprovisto de su contexto sea definitivo y se tome como verdad absoluta y en esto los nazis han sido maestros y han creado escuela. Para muestra un botón, la anexión de Austria por parte de la "Nueva Alemania" de Hitler fue presentada como un éxito sin precedentes dado que el resultado del plebiscito se obtuvo mas de un 99 % de apoyo a la anexión. Dicho así, perfecto; todo los austriacos estaban de acuerdo en formar parte como provincia de la "Patria de los Germanos". Pero nada más alejado de la realidad si conocemos los antecedentes y las circunstancias en que se produjo la consulta.  

 

Tras la ocupación alemana, se estableció la supresión de la I República de Austria, la conversión de Austria (Österreich en alemán, literalmente Imperio Oriental) en la provincia de Ostmark (en alemán Marca Oriental) y la designación de Arthur Seyß-Inquart como gobernador general (aboliendo el puesto de canciller). Hitler, para legitimar los eventos de marzo de 1938, anunció un plebiscito para el 10 de abril de 1938, menos de un mes después de la anexión, que serviría para convalidar el Anschluss.
La unión con Alemania tuvo el apoyo del 99,73% del electorado. Si bien el resultado no fue manipulado, sí lo había voto secreto. La papeleta se tenía que rellenar delante de los oficiales de las SS y entregársela en sus manos, sin posibilidad de que el elector la introdujera en una urna por sí mismo. En dicha papeleta aparecía en el centro un círculo muy grande donde poner "sí", y otro más pequeño a la derecha donde poner "no", incitando claramente al voto a favor de los nazis.
sido todo el proceso electoral. Para empezar, no había
Además no hubo campaña posible a favor del "no", pues inmediatamente tras la anexión habían sido detenidas 70.000 personas en pocos días: judíos, socialdemócratas y comunistas, así como toda la cúpula política de la I República de Austria, entre los que estaban conocidos líderes políticos como Richard Schmitz, Leopold Figl, Friedrich Hillegeist y Franz Olah. El censo electoral dejó fuera a 400.000 ciudadanos (un 10% de los votantes potenciales), mayoritariamente izquierdistas y judíos. Por último un dato curioso: en Innervillgraten, una pequeña población donde la votación no estuvo custodiada por la Wehrmacht, el resultado fue de un 95% de votos contrarios a la anexión.


Los precedentes se remontan al tratado de paz de Versalles  que entró en vigor en 1920 y en un rápido resumen así sucedió aproximadamente....


El Tratado de Versalles prohibía expresamente la unión de Alemania y Austria en un solo Estado. Sin embargo, ésta era una de las principales reivindicaciones que Adolf Hitler expresaba en su libro Mein Kampf.
La población austríaca era, como la alemana, mayoritariamente germánica. Una importante proporción de los ciudadanos, fundamentalmente los nazis austríacos, era favorable -desde una visión pangermanista- a la integración estatal con Alemania, lo cual llevó al dictador alemán a forjar la idea de una “Gran Alemania”. En ello pesaba sin duda la situación económica de Austria, todavía muy deteriorada por las repercusiones de la crisis de 1929, y que hacía que Alemania fuese vista por los austríacos como la posible solución a sus problemas.
Hitler ya había intentado la anexión de Austria en 1934, cuando el primer ministro austríaco Dollfuss (de tendencia fascista) fue asesinado por los nazis alemanes que intentaron tomar el poder por la fuerza. El fracaso del golpe de estado y la determinante oposición de Benito Mussolini a la anexión que Alemania perseguía, hicieron fracasar los planes de Hitler.
A partir de esa fecha la inestabilidad política de Austria fue creciendo, alentada por el propio Hitler. El nazismo austríaco proalemán animó a Hitler a presionar al primer ministro Schuschnigg para que consintiese el “Anschluss” (unión, reunión o anexión) del país. Ante tales amenazas, el canciller austríaco pidió ayuda a Francia y Gran Bretaña que, sin embargo, rehusaron intervenir. Para legitimar su postura, Schuschnigg convocó para el 13 de marzo de 1938 un referéndum que expresara la posición de la población austríaca respecto al Anschluss. Hitler se opuso a tal plebiscito, dado que no deseaba correr el riesgo de un posible rechazo de los austríacos a la unión.

El 12 de marzo de 1938 las tropas alemanas entraron en Austria. Para entonces el primer ministro austríaco Schuschnigg había presentado su dimisión y había sido sustituido por el pronazi Seyss-Inquart. Las tropas alemanas fueron recibidas con júbilo por la mayoría de la población austríaca. Así desaparecía la I República de Austria, surgida tras la I Guerra Mundial de la desmembración del otrora poderoso Imperio Austríaco. El país quedaba anexionado a Alemania con el nombre de “Marca Oriental”.
Para legitimar la anexión, Hitler convocó un referéndum en abril de 1938, que arrojó unos resultados abrumadoramente favorables a la unión.
La tibia oposición de las potencias vencedoras en la Gran Guerra (especialmente Reino Unido y Francia) que debían haber garantizado el cumplimiento de los acuerdos de Versalles respecto a Austria, estimularon la política expansionista de Hitler. El presidente checoslovaco Edvard Benes se sintió seriamente preocupado por los hechos, pues comprendía que su país era el siguiente en la lista de Hitler.

11/06/2015

Malentendidos



Estamos empeñados en no entendernos porque leemos las noticias a medias, noticias que a su vez nos llegan simplificadas de tal forma que se destaca la anécdota y se manipula el sentido de lo que realmente se quiere decir. Alguien ayer, Horacio creo, advirtió en la discusión sobre la educación y la propuesta de Jose Antonio Marina que destacar el hecho de relacionar calidad del profesorado con sus ingresos  es solo una parte y no la más importante de su propuesta. El revuelo levantado en algunos ámbitos, el sindical el primero, ha obligado a Marina  a puntualizar.

Agur

El libro de los malentendidos

·         JOSÉ ANTONIO MARINA
Actualizado 06/11/201503:14
Para ayudar a traer la educación al debate público, acepté elaborar el Libro blanco de la profesión docente, sobre el que estos días se han alzado varias polémicas. Me alegra que se hayan planteado, porque el debate sobre estos temas es necesario, pero me entristece que se hayan basado en malentendidos o en información fragmentada, porque pueden dar al traste con una posibilidad que me parece hermosa. Es posible que haya tenido yo la culpa. Para evitar precisamente malas interpretaciones, decidí trabajar a la vista de todos. Por ello abrí una web explicando lo que mi equipo y yo estábamos haciendo (www.libroblanco.joseantoniomarina.net) y además di un correo para que todo el que quisiera pudiera participar mandándonos información. Eso ha hecho olvidar que hasta que no esté terminado no se puede decir nada sobre él. Está en construcción. Para colmo de males, todo esto ha coincidido con la presentación de un libro mío sobre la transformación de la escuela española -Despertad al diplodocus-, cuya aparición estaba prevista desde antes de que el ministro me encargara el libro blanco. Allí, desde un punto de vista más general, se habla de temas que tienen que ver con los docentes. Algunos medios de comunicación han mezclado información de las dos fuentes y ha sido otro motivo de equívocos. Han surgido dos malentendidos que me gustaría aclarar.
"Han surgido malentendidos que me gustaría aclarar sobre la evaluación de los docentes y sobre el uso de grabaciones para la formación de los docentes"
Uno, relativo a la evaluación de los docentes, y otro al uso de grabaciones para la formación de los docentes. Empecemos con la evaluación. Ha irritado mucho que haya ligado los incentivos al desempeño. Es algo que está recogido en el estatuto del funcionariado, de modo que las reclamaciones, a él. Pero lo importante es que necesitamos mejorar nuestro sistema educativo. Todos los estudios internacionales y nacionales nos dicen que la acción de los docentes es imprescindible para conseguir una escuela de calidad. No es el único factor, por supuesto, pero es el que va a llevar cualquier cambio al aula o va a impulsarlo desde el aula. En todo el mundo se trabaja para atraer a la docencia a los mejores, para lo cual es imprescindible prestigiar la profesión, reconocer su enorme relevancia social, apelar a la vocación ética de muchas personas, y también diseñar una carrera profesional atractiva, con posibilidades de desarrollo personal y laboral. Y es ahí donde, como una de las tareas del libro blanco, estamos estudiando la manera en que lo intentan otros países. Hay un ideal común: atraer al 30% de los mejores expedientes académicos al campo de la educación. ¿Cómo podemos hacerlo?
Lo primero es diseñar una carrera profesional que permita a los docentes una expansión de posibilidades, que presente alguna manera de progresar en ella. Por supuesto que el premio mayor es la satisfacción del deber cumplido, pero vamos a valorar también los premios que vienen después. Es necesario el reconocimiento del esfuerzo, de la calidad, de la excelencia. No podemos seguir alérgicos a todo lo que sea valorar el mérito. Al proponer que el desempeño de los docentes debería ser evaluado, un sindicato ha dicho que no era necesario porque los docentes, con sus ejercicios de ingreso, habían demostrado ya su idoneidad. ¿De manera que una prueba de acceso asegura la competencia a lo largo de una vida laboral entera? La idea de que 'yo ya me he ganado el puesto porque me esforcé para ganar la oposición' entraña una lógica malsana. Tampoco tiene razón Irene Rigau, consejera de Educación catalana -que ha hecho cosas estupendas- cuando dice que no está de acuerdo conmigo porque "todos los profesores tienen que ser muy buenos". De acuerdo, ¿y eso cómo se hace? Sólo apunta a la selección de los futuros docentes. Pero sucede que la transformación de la escuela española no puede esperar a que nuevas generaciones de docentes maravillosos sucedan a los que estamos. El cambio en la escuela tenemos que hacerlo los docentes actuales, y hay que utilizar todas las astucias motivadoras para conseguir que todos sean excelentes.
La siguiente crítica es que enseñar no es como fabricar tornillos. Es una actividad que no se puede evaluar. Y entonces, se pone como ejemplo de disparate que yo haya dicho que se debe medir la calidad de un profesor (y por lo tanto sus incentivos) atendiendo a las notas de sus alumnos. Hay que saber muy poco de evaluación educativa para pensar así.La calidad de la docencia se puede y se debe evaluar con los procedimientos adecuados, y como la educación es un tema complejo, los criterios deben ser complejos. Del repaso de los procedimientos que se utilizan en otros países hemos seleccionado, hasta este momento, siete: (1) El portfolio del docente, es decir, toda su historia laboral, el modo como ha actuado hasta ese momento, sus cursos, sus trabajos, etc. (2) El progreso educativo de sus alumnos. No se trata de la nota, sino de cómo ha avanzado. Que un niño pase de tener un 1 a tener un 4 es un progreso mayor que el de un alumno que pase de 9 a 10. Sin embargo, la nota de este último es mucho más alta. (3) La opinión de sus alumnos. (4) La observación en el aula de la actividad del profesor. Para ojos expertos, resulta fácil saber si un profesor lo hace bien o mal. (5) El modo de relacionarse con las familias, que son un factor importante en el proceso educativo. (6) La manera de participar en la vida del centro, de cooperar con otros docentes en proyectos comunes, de mantener la relación en el claustro, de colaborar a que haya una pasión por aprender. (7) La calidad del centro en que trabaja. ¿Por qué este último aspecto es importante? Porque si el progreso de un profesor va ligado no sólo a la calidad de su trabajo, sino también a la calidad del trabajo de sus compañeros, se esforzará en que todos lo hagan muy bien. Estos factores de evaluación tienen que ser ponderados, porque no todos tienen la misma relevancia, y tienen además que ser corregidos atendiendo al entorno en que se mueve el centro, al número de alumnos inmigrantes, a las condiciones económicas y sociales. Supongan que ser profesor en un centro muy conflictivo tuviera más valor que serlo en un centro sin problemas. Sería más fácil encontrar profesores que quisieran ir a ellos. Creo que fue Bayrou, un ministro francés de Educación, quien propuso crear un cuerpo docente de élite especializado en centros muy conflictivos. Me pareció una buena solución. En este momento, en la escuela pública, las plazas se van adjudicando por antigüedad o por méritos, lo que hace que a los centros más complicados vayan los recién llegados. No parece sensato.
"La calidad de la docencia se puede y se debe evaluar con los procedimientos adecuados, y como la educación es compleja, los criterios deben ser complejos"
La otra polémica que ha surgido la ha provocado un titular alarmante de 'ABC'. Al parecer, yo proponía "grabar las clases para evaluar al profesor". Vino a verme un equipo de una televisión para preguntarme si proponía poner cámaras de vigilancia en las aulas. Lo que había explicado con todo detenimiento es que formar a un docente es complicado, y que un método útil -que se aplica en EEUU no sólo en la docencia, sino, por ejemplo, en el entrenamiento de psicólogos- es grabar una clase y comentarla con el protagonista para ver los problemas, las virtudes, los aciertos y las equivocaciones. A todos nos resulta muy difícil darnos cuenta de cómo se nos ve desde fuera. Creemos que hemos sido amistosos y tenemos un gesto hosco. Pensamos que hablamos con voz clara y no se nos entiende. No nos percatamos de que damos la clase atendiendo a un solo alumno. Esas cosas son muy fáciles de mostrar en un vídeo. Mencioné incluso que la Fundación Bill y Melinda Gates ha dedicado 300 millones de dólares a un programa llamado Measures of Effective Teaching que pretende hallar las claves para mejorar la educación. Uno de sus objetivos es construir sistemas justos y fiables para medir la calidad del docente. Un primer resumen de los resultados se ha publicado con el título 'Learning about teaching: Initial findings from the Measures of Effective teaching Project'. En el proyecto han participado 3000 profesores voluntarios. Se han grabado 20.000 clases, con los comentarios de los docentes, que fueron analizadas para intentar sacar conclusiones.
Mi propósito al aceptar elaborar este libro blanco es hacerlo desde el aula hacia el Ministerio, porque todos los que se han hecho han ido desde el Ministerio hacia las aulas. Supondría para mí una gran decepción que los malentendidos, la actitud de recelo y desconfianza que se ha instalado en el mundo educativo, frustrara esta oportunidad. No es mi libro blanco. Un libro blanco, un 'white paper', es una documentación rigurosamente seleccionada y ordenada para facilitar la tarea de los que tienen que tomar decisiones. No pretendo nada más, pero tampoco nada menos.
José Antonio Marina es filósofo y autor del Libro Blanco sobre la Profesión Docente.

10/30/2015

Topónimos



 Si atendieramos bien lo que dicen los que saben nos evitariamos ridículos, como el que cita Julio Llamazares sobre el disparate de atribuir un significado erroneo a un topónimo. El profesor Julio Concepción nos da las pistas que hay que seguir en su diccionario Etimológico de Toponimia de Asturias:

(...) No se pretende aqui agotar ni establecer nada de una vez por todas (...) sería como pretender inventariar las arenas de la playa o contar las mismas olas del mar; miles de topónimos recubren palmo a palmo las laderas de las montañas asturianas, desde las mismas riberas del arroyo hasta los riscos mas salientes sobre las cumbres cimeras; o azotadas por los vientos del norte en la misma rasa costera (...) tampoco merecería la pena ahora pretender un repertorio exhaustivo, pues, a pesar de esos miles de topónimos, las raíces verbales se reducen a unas cuantas decenas: la mayoría son variantes derivadas de unas mismas raices con morfemas, o con nombres personales, que poco hacen cambiar el sentido principal de la palabra. Son muchas más las semejanzas. En fin, el sencillo lenguaje inmemorial del suelo, desde remotos tiempos prerromanos, transmitidos oralmente por nuestros lugareños asturianos hasta estos mismos días"



Matajudíos

En el puritanismo lingüístico que asola nuestro país a menudo se ha llegado al disparate

De todas las formas de puritanismo, la más estúpida quizá sea la lingüística, puesto que ni siquiera se justifica por la educación a veces. El uso reiterado y continuo de eufemismos (“discapacitados”, “internos”, “trabajadores de la limpieza”, “sin techo”), así como de frases y expresiones rebuscadas, algunas de ellas sin significación (“una persona de color” o “de edad”, pongo como ejemplos, carecen de ella salvo que se precisen el color y la edad de esa persona), persiguen más la corrección política que la lingüística, y en ocasiones lo único que pretenden es calmar la propia conciencia. Así cuando alguien dice “individuo de etnia gitana” en lugar de gitano sin más (que es como se llaman los gitanos a sí mismos) o “daños colaterales” para no tener que decir heridos o muertos.
En el puritanismo lingüístico que asuela nuestro país a menudo se ha llegado al disparate (¿quién no recuerda a aquella ministra que quería que dijéramos “miembra”, “conserja” y “gerenta” en pro de la igualdad de la mujer?) y en no pocas ocasiones se han perpetrado auténticas barbaridades formales y etimológicas. Esta semana pasada, sin ir más lejos, el embajador de Israel y las autoridades de Burgos protagonizaban un acto muy aplaudido por toda la prensa en una localidad cuya denominación molestaba, según parece, a muchas personas: Castrillo Matajudíos. Tras un referéndum entre los vecinos (¿qué iban a decidir los pobres con las bromas que venían soportando desde antiguo, últimamente también acusaciones de xenofobia?), el nombre se mudó por otro nuevo se supone que más respetuoso: Castrillo Mota de Judíos. Lo curioso es que Matajudíos no significa lo que la gente creía al oír el nombre de la misma manera que los cientos de Matas (“porciones de terreno poblados por árboles de la misma especie”, según la RAE) repartidos por España: Mataporquera, Matalascañas, Matalebreras, Matallana, Matilla, Matueca, La Mata en sus múltiples variantes: de la Bérbula, del Páramo, de Morella, de Armuña…, no indican que en ellas se mate a nadie, ni siquiera que se vaya a hacer. Matajudíos era, pues, un topónimo normal, ni xenófobo ni antisemita, una Mata habitada o fundada por judíos en algún momento de la historia, de ahí su nombre.
Pero el mal ya está hecho, no a los judíos, sino a la toponimia y al nomenclátor de este país. Y a ver quién da marcha atrás ahora. Así que lo mejor es aceptar el nuevo nombre y rezar, eso sí, porque a alguien no se le ocurra cambiar también el del hijo más ilustre de Castrillo Mota de Judíos, antiguo Castrillo Matajudíos, el gran organista y compositor del Renacimiento Antonio de Cabezón, por si también su apellido pudiera molestarle a alguien.

Apátrida



Excelente reflexión de Maruja Torres para los tiempos que corren.

Es la lobotomía, estúpidos

Quiero un vacío existencial en donde la inteligencia pueda expandirse en busca de ideas progresistas y de personas de mentes abiertas que se ayudan unas a otras

Me pido con urgencia un carnet de apátrida. Me pido, mejor dicho, un no carnet de no pátrida ni pútrida de patriotismos. Quiero un vacío existencial en donde la inteligencia pueda expandirse en busca de ideas progresistas y de personas de mentes abiertas que se ayudan unas a otras, que se estiran y se acomplejan -de adaptarse a la complejidad, no de regodearse en los complejos-, quiero un territorio inexistente pero siempre en estado de ampliación, en donde se nos deje en paz a quienes no creemos en patrias ni en cortejos, ni en desfiles ni en declaraciones pomposas, ni en gritos ni en soflamas, ni en himnos, ni en más enemigos que aquellos que atentan contra la libertad de las personas, que nunca es la de las banderas.
Me declaro intolerante contra los enemigos de la inteligencia, que están en toda partes, e indiferente ante los trémolos gloriosos de quienes patrimonializan las naciones, ese odioso invento. Soy partidaria de las ciudades que se hermanan, de los ciudadanos que se reconocen, de los hermanos que no nos da la sangre, sino el aprecio, e incluso en este último caso no soy seguidora del mogollón, sino del esfuerzo de escoger y de la voluntad de amar, no por encima sino por los lados, me quiero respetar en un nivel horizontal en el que nadie se hunda, y en donde los que sobresalen nos ayuden a igualarles.
Aspiro a desterrar de mí y de mis alrededores las bajas pasiones que confunden el gregarismo con el clamor de un pueblo, y que convierten el clamor de un pueblo -con la ley de Lynch, la otra cara de una misma moneda- en una exigencia indiscutible.
Me declaro anti identitaria, o en todo caso elijo la identidad menos asesina, esto es, la más cosmopolita, la que acude en ayuda de quien está en apuros, la que no se ofende por tener que leer a un autor en su lengua original, en vez de en una traducción mediocre, y la que no se enorgullece de ver películas dobladas a su idioma. Pertenezco a una generación que quiso borrar fronteras, y eso estuvo bien, estoy convencida de que estuvo bien, y de que merece la pena que lo mantenga hasta mi último suspiro.
No me gustan los trajes regionales, ni los trajes nacionales, ni los tricornios ni los sombreros de copa, ni las botas militares ni las alpargatas policiales. No me gusta la soberbia de ser muchos, cuando tanto cuesta mantener la dignidad de ser uno.
En el siglo veintiuno, todo esto deberíamos ya saberlo. Más que saberlo, haberlo absorbido por los poros, metabolizándolo. Que el traje se rompa siempre por las mismas costuras constituye un fracaso abismal porque, si algo contiene sustancias cancerosas perjudiciales para la humanidad (con minúscula, la de cada ser humano; con mayúscula, la que se despedaza en guerras), ese algo es el nacionalismo, venga de donde venga.
De modo que me declaro apátrida y me exilio hacia adentro, allá donde no pueda alcanzarme la lobotomía colectiva de los pueblos que siguen comprando burras y vendiendo coces.
Feliz, dulcemente apátrida hasta disolverme en la nada.
Dadme pan con aceite. Aceitunas, vino y miel. No preguntaré origen.