"Estábamos algo pasados de copas pero controlábamos el cuerpo y las emociones. Me llevó a su casa. Vivía en un apartamento pequeño en el que había que cerrarel armario para abrir la nevera. Me ofreció su cama y se ausentó al baño.Durante largos minutos escuché el agua de la ducha. Para hacer tiempo, encendí el televisor. En la primera cadena salían mezcladas "La 2" y la conversación de tres radioaficionados. Conservé puestos la camisa y los calcetines. Y las gafas. Prendí un cigarrillo. Seguía cayendo el agua de la ducha al otro lado del tabique. Pensé que Mark Spitz había arrasado en la piscina de Munich con la mitad del agua. Siempre doy con mujeres que se lavan mucho.Yo creo que no se trata de higiene, sino de mala conciencia. No hace falta leer a Freud para intuir estas cosas. Es una manía de los intelectuales, que tienen que leer las cosas antes de hacerlas. Personalmente detesto que las mujeres se pasen tanto rato en la ducha. La mala conciencia y el olor corporal son cosas que no conviene suprimir. El jabón de tocador elimina las defensas y merma el remordimiento. Además, el exceso de limpieza empobrece la vida sexual. No me tiene aliciente que el pubis femenino resulte tan pulcro como un caniche con ropa. El pubis habría que lavarlo con "avecrén".
5/27/2008
Heroes traicionados
"Estábamos algo pasados de copas pero controlábamos el cuerpo y las emociones. Me llevó a su casa. Vivía en un apartamento pequeño en el que había que cerrarel armario para abrir la nevera. Me ofreció su cama y se ausentó al baño.Durante largos minutos escuché el agua de la ducha. Para hacer tiempo, encendí el televisor. En la primera cadena salían mezcladas "La 2" y la conversación de tres radioaficionados. Conservé puestos la camisa y los calcetines. Y las gafas. Prendí un cigarrillo. Seguía cayendo el agua de la ducha al otro lado del tabique. Pensé que Mark Spitz había arrasado en la piscina de Munich con la mitad del agua. Siempre doy con mujeres que se lavan mucho.Yo creo que no se trata de higiene, sino de mala conciencia. No hace falta leer a Freud para intuir estas cosas. Es una manía de los intelectuales, que tienen que leer las cosas antes de hacerlas. Personalmente detesto que las mujeres se pasen tanto rato en la ducha. La mala conciencia y el olor corporal son cosas que no conviene suprimir. El jabón de tocador elimina las defensas y merma el remordimiento. Además, el exceso de limpieza empobrece la vida sexual. No me tiene aliciente que el pubis femenino resulte tan pulcro como un caniche con ropa. El pubis habría que lavarlo con "avecrén".
5/26/2008
Rajoy
Infamias contra Rajoy
5/24/2008
No Free lunch
"La Penetración de la Industria farmacéutica en la salud ha conformado un complejo entramado de intereses y connivencias que interactúa con todo el sector. La Industria financia la formación profesional, un espacio "abandonado" frívolamente por la administración pública, con cursos, congresos, viajes, comidas, ponentes... y evidentemente no a coste cero. Los centros sanitarios abren sus puertas a los visitadores que con obsequios, de mayor o menor cuantía (presentados como "oportunidades educativas") generan una cultura de patrocinio que afecta a la autonomía profesional y a la racionalidad de la prescripción".
5/15/2008
Gallegos
Una Gallega toma el avión a Nueva York con un pasaje en clase económica....
Cuando llega al avión busca su asiento y de repente se encuentra con los asientos de primera clase. Viendo que parece que estos son mucho más grandes y confortables, decide sentarse en el primer asiento vacío que ve. La azafata revisa su boleto y le dice a la chica que su asiento es de clase económica. La Gallega responde: - Soy joven, Gallega y bonita, y voy a sentarme aquí hasta llegar a NuevaYork. Frustrada, la azafata va a la cabina y le informa al Capitán del problema con la pasajera. El capitán envía al copiloto a hablar con la Gallega y le confirma que su asiento esde clase económica. La Chica responde: - Soy joven, Gallega ybonita, y voy a sentarme aquí hasta llegar a Nueva York. El Copiloto no quierecausar problemas por lo que se retira a la cabina para comentarle el problema alCapitán. El Capitán le dice que su novia es Gallega y que él puede hacerse cargo del problema. Así que va a ver a la muchacha, le susurra algo al oído. Ella inmediatamente se levanta y dice: - Muchísimas gracias -... abraza al Capitán y se va a sentar a su asiento de clase económica. El Copiloto y la azafata, quienes estaban observando alucinados la escena, corren a preguntarle al Capitán qué le había dicho a la Gallega para convencerla. El Capitán les dice: - Le dije que los asientos de 1ª clase no van a Nueva York.
Anxel Vence
Cualquier curioso que acostumbre a navegar por Internet habrá descubierto a estas alturas que los llamados "chistes de gallegos" constituyen todo un género en las antiguas colonias españolas de la América Latina. Nada hay de original en ellos. Más o menos graciosos, todos son intercambiables con los de Lepe en España, con los de polacos en Estados Unidos y con los que se hacen a propósito de los belgas en Francia. Si de algo no puede acusarse a Ricardo Parrotta (el autor de la recopilación que tanto revuelo acaba de despertar en Argentina) es de haber usado la imaginación a la hora de copiar y pegar su miscelánea de chistes.
Más que un simple gentilicio, la palabra "gallego" fue -y por lo que se ve, sigue siendo- sinónimo de estúpido en la mayoría de las repúblicas americanas de Ultramar.
Bien es verdad que el calificativo de gallego, utilizado a veces como insulto, se aplica por aquellas tierras ahora reconquistadas por Telefónica y los bancos a todos los españoles sin distinción de origen: ya sean extremeños, murcianos o catalanes. Ninguna razón hay, por tanto, para que los gallegos propiamente dichos se sientan ofendidos en particular, como al parecer está ocurriendo estos días en la Feria del Libro de Buenos Aires.
Difícilmente se les podrá reprochar, por otra parte, esa costumbre a los latinoamericanos si se tiene en cuenta que el propio Gobierno español nos cuenta a menudo chistes de gallegos.
Cierto director general de Tráfico, por ejemplo, estuvo de lo más gracioso cuando no hace mucho atribuyó a un "problema psicológico" de los vecinos de este país el copioso número de accidentes que se registra en las carreteras de Galicia.
Lo sorprendente del asunto es que no hablaba en broma, como acaso tampoco lo hiciera una anterior ministra de Medio Ambiente que hace un par de veranos creyó encontrar el origen de la oleada de fuegos que asolaba a Galicia en "el miedo de los gallegos a su propia debilidad" y el carácter "muy rural" y en consecuencia "muy caciquil" de los habitantes de este reino. Ninguna culpa cabría atribuir a los incendiarios ni, por supuesto, a la manifiesta incompetencia de los gobiernos -así central como autonómico- para hacer frente a las llamas. Aunque suene a chiste.
Por fortuna, los gallegos gastan fama de ser gente comprensiva y de talante bienhumorado que -al igual que los polacos, los belgas y los vecinos de Lepe- no suele dar mayor importancia a este tipo de anécdotas. Tanto es así que ni siquiera nos tomamos a mal el supuesto chiste en el que un pistolero, obligado a elegir entre Hitler, Bin Laden y un gallego para gastar las dos únicas balas de las que dispone, decide emplear ambas contra nuestro paisano "para no correr riesgos".
Todo esto es cosa de mucha risa, naturalmente. Imaginemos, sin embargo, que el agudo Ricardo Parrotta o cualquier otro chistoso especializado en los gallegos se aventurase a publicar un libro del mismo tono bajo el título de "chistes de negros" o, peor aún, de "árabes" o "sudacas". No es improbable que, en tal caso, el Gobierno español hubiera intervenido para afearle su conducta xenófoba y racista, como de hecho sucedió durante el episodio de las caricaturas de Mahoma publicadas en Dinamarca.
Infelizmente, los gallegos no militamos en las filas del profeta y, por si fuera poco, este reino padece la oprobiosa fama de ser tierra del Santiago Matamoros. Conformémonos, pues, con que el Gobierno se limite a no subvencionar la edición española de los "Superchistes gallegos" de Pa-rrotta. Y gracias.
5/03/2008
El loro de Humboldt
LES REVUELTES DE LA LLINGUA. RAMÓN D'ANDRÉS. Postreros falantes
17 d'abril de 2008
De les cerca 5.000 llingües que se falen en mundu -l'estudiosu americanu Merritt Ruhlen atrévese a precisar el númberu de 4.764-, munches, sinón la mayoría, tán en grave retrocesu. Esti retrocesu pue significar falar la llingua cada vez más entemecida con otra y con perda de la so personalidá diferencial; o bien pue significar dexar de falala pa pasar a usar otra. El retrocesu pue amosar ritmos diferentes según zones xeográfiques, grupos sociales o situaciones comunicatives. En términos absolutos, el retrocesu mídese por baxada del censu de falantes.
Nes condiciones más abegoses, una llingua pue dexar de falase dafechu y el so censu de falantes reducise a cero. A esti fenómenu dáse-y diversos nomes: el más suave y neutral de toos ye perda. Abandonu refierse a un comportamientu pasivu de la comunidá llingüística. Asimilación, desplazamientu o sustitución aluden a que la llingua piérdese pola presión d'otra llingua sociopolíticamente más potente. La espresión glotofaxa, acuñada por Jean-Louis Calvet, ye mui espresiva: una llingua come otra. Estinción tien connotaciones escarnaes, porque evoca desaniciu d'especies o actividaes propies del Tercer Reich. El términu llingüicidiu ye sangrín: mátase una llingua. D'acordies cola comparanza fúnebre, emplégase tamién muerte aplicao a les llingües: «No a la muerte de las lenguas» de Claude Hagège y «La muerte de las lenguas» de David Crystal son dos llibros del añu 2001.
Si la xente dexa de falar una llingua, quier dicir qu'hai un postrer falante, l'últimu en falala naturalmente. Nestos casos, la precisión de los datos plasma: el postrer falante ye una persona concreta con nome, apellíos y biografía; la fecha del so fallecimientu ye la fecha en que muerre esa llingua. Hai abondos casos conocíos: Dolly Pentreath, muerta en 1777, foi la postrer falante del córnicu o cornuallés, llingua céltica de Gran Bretaña; Shanawdithit, conocida tamién como Nancy April, morrió en 1829 siendo la última falante del idioma beothuk de Terranova; Truganini, fallecida en 1876, foi la postrer falante del idioma de Tasmania, anque hai duda de si foi en realidá Fanny Cochrane Smith, muerta en 1905; el barberu Tuone Udaina, muertu en 1898, foi la última persona que faló dalmáticu, llingua románica de Croacia; Ishi ('Home'), muertu en 1916, foi'l postrer falante del yana del Norte de California; Luisa Gastelumendi, que morrió nun añu de la primer metá del sieglu pasáu, foi la postrer falante del haush, llingua de la Tierra del Fueu; el pescador Ned Maddrell, que morrió en 1974, foi l'últimu falante del manx o manés, idioma célticu de la Isla de Man; l'escritor francés Armand Lunel, fallecíu en 1977, foi'l postrer falante del xudeoprovenzal o shuadit; Jinbilnggay o Alf Palmer, muertu en 1981, foi l'últimu falante del warrungu, idioma d'Australia; Jack Butler morrió en 1986 siendo l'últimu falante del jiwarli, llingua australiana; el postrer falante de kamas, llingua urálica de Siberia, tenía 82 años en 1987; Rosalinda Nolásquez, muerta en 1987, foi la última falante del cupeñu, llingua del Perú; Topsy, muertu en 1990, foi l'últimu falante del larrikiya d'Australia; el campesín turcu Tevfik Esenç morrió en 1992 siendo'l postrer falante d'ubykh, llingua del Cáucasu; Red Thundercloud («Truena Roxa»), conocíu tamién como Carlos Wéstez y muertu en 1996, foi l'últimu falante de catauba, llingua sioux de Carolina; Maggie y Henry yeren nel 2003 los últimos falantes del yuchi, llingua de Tennessee; nel 2006 tovía vivía a los 94 años el postrer falante del miwok, llingua del Norte de California; nel mesmu 2006, el falante más mozu de la llingua popoluca de Veracruz (México) tenía 70 años. Nesti añu del 2008, en xineru, morrió Marie Smith Jones, postrer falante del eyak, llingua d'Alasca. Y Cristina Calderón Harvan, con más de 80 años, ye la última falante del yagán o yámana, idioma de la Tierra del Fueu.
«Antonio Fernández (1989-2074) de Villar, parroquia d'Almurfe, foi l'últimu home en conocer la llingua tradicional asturiana». Esti ye l'epitafiu que'l protagonista del cuentu «El buelu», escritu por Xosé Álvarez Fernández, atopa en cementeriu d'esi pueblu balmontín. Que l'asturianu desapaeza como llingua viva ye daqué que refugamos con fuerza, pero imaxinando qu'eso aportare a pasar, ¿daría llugar a un postrer falante, como en cuentu? Paezme que non. La verdá ye que l'inolvidable Pin el de Madrid escribió una pieza lliteraria de gran carga poética y simbólica, pero poco verosímil pa col mundu sociollingüísticu real. El fenómenu del postrer falante solo pue dase cuando la llingua en cuestión ye mui diferente de la llingua dominante que la fai desapaecer. Sin embargu, cuando esta (el castellanu) ye de la mesma familia y tien característiques mui asemeyaes, la llingua minorizada (l'asturianu) va amorteciendo pela vía d'entemecese cada vez más cola primera. Neses condiciones, ¿cuándo se pue dicir que se dexa de falar asturianu? Una respuesta ye que cuando la mezcla supera'l 50% de castellanización, coles dificultaes que tien facer una midida d'ello. Otra respuesta ye que cuando naide diz yá nenguna espresión asturiana diferencial, pero esa situación ye difícil d'imaxinar. Sin embargu, nel eusquera sí ye posible atopar la figura del últimu falante, porque nun hai híbridos d'esa mena: Fidela Bernat, fallecida en 1991, foi la última falante del roncalés o variedá eusquérica del Roncal, en Navarra.
La figura del postrer falante tien anecdotariu: dos casos pa comprobalo. En noviembre del añu pasáu informábase qu'en México dos vieyos d'una aldea, los dos últimos falantes de la llingua zoque del istmu de Tehuantepec, enfadáronse y dexaron de falase (que naide s'aballe a comparances con Asturies: nada se diz de que fundaren dos partíos políticos). Pero'l casu más espectacular ye'l que nos cuenta Mark Abley nel llibru «Aquí se habla. Un recorrido por las lenguas amenazadas», referíu al científicu alemán Alexander von Humboldt, que visitaba Brasil a principios del sieglu xix (y nesti casu respiga l'asemeyanza ente atures y astures). Traduzo: «Ente les sombres de les cabañes de Maypure, a Humboldt enseñáron-y un loru falador. Tamién yera una mena de troféu. Nun especificó si yera un ara azul y mariella o un exemplar d'una especie distinta. Yera un ave vieya, una sobreviviente con plumes. Pero la población local atesteraba que "nun entendíen lo que dicía". Cuando Humboldt-yos entrugó por qué, dixéron-y que'l loru "falaba la llingua de los atures"..., la llingua del pueblu de los güesos resinosos que les sos mules teníen sacao del monte de granitu. La llingua de los atures morriera ente los humanos. La vez postrera que se sintió foi saliendo del picu d'un páxaru».