2/23/2005

"No hay nada como el amor de una casada...

.. es una cosa de la que ningun marido tiene la menor idea", el que dijo eso, un irlandes genial, hedonista y snob fue acusado de sodomia despues de dejar a su mujer y enamorarse locamente de Lord Alfred Douglas, hijo del marques de Queensberry, que fue quien lo denuncio. Dos años de trabajo forzados que a Oscar Wilde le dejaron en la ruina y aceleraron su muerte.
No se que hubiera pensado de Shere Hite, y de su famoso informe, alguien que decía aquello de "si usted quiere saber lo que una mujer dice realmente, mírela, no la escuche" , (que es lo que no haceis con vuestra respectivas, no las escuchais, pero tampoco las mirais).
Dijo cosas mas hirientes sobre las mujeres, tambien sobre sus contemporaneos, "sexo decorativo", "mentes vacias" pero tambien algo en lo que estaria de acuerdo Hite, "es curioso este juego del matrimonio, la mujer siempre tiene las mejores cartas y siempre pierde la partida", empeñada como esta la doctora en desmitificar las relaciones hombre-mujer, en especial las sexuales (para consuelo de un sector masculino, ha avalado la idea de que "el tamaño no importa", que ha tranquilizado muchas relaciones, y frustraciones).
No estoy yo muy seguro que la pretension de aquel de que "un hombre puede ser feliz con cualquier mujer mientra no la ame", sea un ideal de vida muy romantico, al menos para los que son capaces de enamorarse de nuevo en la madurez (de los años, que de lo otro no se yo...) pero para un cinico decadente puede valer.

Salud
Alvaro
P.D.: a estas alturas, nuestro amigo Victor ya estara en Ginebra, o cerca, saboreando las inclemencias del tiempo, como aqui, y la tranquilidad de una ciudad cargada de funcionarios y medicos (en el caso de que sean cosas distintas) de organizaciones internacionales, ejecutivos de la OPEP y banqueros.



Occidente y la decencia de su visión de la mujer
Por Shere Hite. El Mundo

En las sociedades fundamentalistas musulmanas, hay quien afirma que la sexualidad occidental es impura y decadente. Algunos tradicionalistas de Occidente se temen que tengan razón.
Podemos sentirnos orgullosos de la democracia laica, de los derechos de las mujeres y esas cosas. A Occidente se le ve hoy en día como la patria del liberalismo, el laicismo, el feminismo, los derechos de las mujeres, la tolerancia de los modos de vida particulares y la diversidad sexual; nuestra sociedad puede estar satisfecha de sus esfuerzos por escapar de las viejas mentalidades, especialmente en lo que se refiere a los cambios producidos por la emancipación de la mujer.
Sin embargo, los integristas de los países islámicos y de ciertos círculos del propio Occidente se quejan de que somos demasiado libres, amorales y decadentes.
Algunos dicen, en Arabia Saudí pero también en Japón, que «las influencias occidentales nos han arrebatado la belleza elegante de la mujer árabe/japonesa tradicional». Pero la elegancia y la feminidad también existen en la vida moderna.
¿Tienen razón los tradicionalistas en su modo de ver la sexualidad, según la cual las mujeres deberían ser las madres que se quedan en casa y los hombres se comportan como unos inmorales si no se casan y tienen hijos?
¿O, por el contrario, el Occidente liberal y laico camina en la dirección correcta cuando sostiene que la democracia significa liberación sexual y libre elección de la pareja, de igual modo para los hombres que para las mujeres?
En otras palabras, ¿la liberación de la sexualidad femenina es un avance o un embrutecimiento de la sociedad, que prostituye de alguna forma a las propias mujeres? ¿La revolución sexual de Occidente es un progreso o una decadencia?
A menudo oímos hablar del «hundimiento del viejo orden moral» de Occidente, como si esto fuera una tragedia.
Pero lo que necesitamos es una nueva mentalidad, no la vieja concepción de que la alternativa se reduce a optar entre el modo de vida de la familia tradicional, con el hombre en el trabajo y la mujer en casa, y soltarse la melena y «entregarse al sexo libre en todas partes como en las películas porno».
La transformación del sistema moral en el que sólo se consideraba buena y valiosa la pareja con fines reproductivos o familia no equivale al «desmoronamiento de la sociedad», sino (esperemos) a una renovación y una transición, a la búsqueda de un sistema de valores perfeccionado en el que tengan cabida la igualdad y los derechos humanos.
Esta búsqueda es una realidad nueva y no debe confundirse con la revolución sexual de hace unas décadas ni tampoco con los clichés de la pornografía.
En la actualidad, también los hombres (no sólo las mujeres) se plantean cuestiones éticas sobre su vida. Por ejemplo, se preguntan cuánto tiempo tienen que dedicar al trabajo y cuánto a la familia, cuáles deberían ser sus prioridades y sus obligaciones.
Estas preguntas que se formula tanta gente están provocando un cambio en la concepción humana del sexo y de la identidad personal.
Todos estamos inmersos en este replanteamiento, y muchas personas de todos los rincones del mundo reflexionan sobre ello sintiéndose personalmente afectadas por el conflicto entre su deseo de ser puras y la excitación que experimentan cuando ven pornografía occidental. ¿No tendrían que eliminar de raíz esas sensaciones?
Me da la impresión de que es un falso dilema: esta novedosa autoconciencia es parte de una búsqueda global de un nuevo sistema de valores sexuales. Lo que estamos presenciando y a la vez creando es una evolución hacia otro sistema ético y moral, más diversificado y más honesto con el individuo que el antiguo prototipo rígido de la buena familia tradicional, que dejaba fuera a mucha gente.
En el pasado, el ideal de la familia tradicional (con un padre y una madre como Dios manda) obligaba a todos aquellos que casualmente no amaban a la persona adecuada a aparentar que ellos también tenían una familia así, a falsificar sus sentimientos o a acomodarlos en lo posible al sistema establecido, si no querían que la sociedad los catalogara como inmorales, inmaduros o psicológicamente desequilibrados.
¿El sistema global de valores que está emergiendo será el reflejo de las interpretaciones más estrictas de la familia tradicional, o, por el contrario, abarcará una diversidad laica de proyectos de vida tal como los concebimos hoy día? ¿Reflejará la visión que tienen las mujeres de las relaciones sexuales?
¿Es decadente el Occidente laico? La verdadera razón por la que nuestra sociedad considera tan irritante la acusación de decadencia moral que le hace la musulmana es que ésta entronca perfectamente con la tradición religiosa occidental, una tradición de la que un gran número de personas sólo ha comenzado a apartarse en los últimos cien años.
La concepción cristiana medieval acerca del sexo (que propugnaba que las mujeres no tenían alma) y la que actualmente defienden los extremistas islámicos tienen mucho en común.
Las transformaciones que ha experimentado Occidente aún no se encuentran consolidadas; mucha gente no está segura de haber tomado la decisión correcta y a menudo las dudas les desgarran por dentro.
Por ejemplo, en mis investigaciones me encuentro con que bastantes personas (hombres y mujeres) por una parte creen que la verdadera moral consiste en ser honesto con su propia identidad (habría que vivir con la persona amada y no esconderlo, por más que esto pudiera ofender a alguien o perjudicar la imagen que la sociedad tenga de uno), y, por otra, sienten una imperiosa llamada a ser respetables y seguir los caminos prescritos y homologados por la sociedad (si uno está casado, su deber es continuar casado).
Cada vez más ciudadanos occidentales aplican hoy en día su ética personal a situaciones que antes solían estar regidas por los preceptos religiosos; mucha gente entiende que la moral es una elección y una responsabilidad que competen únicamente al individuo.
Una estadística destacable es que el 50% de los habitantes de las principales ciudades de Occidente están oficialmente clasificados como solteros, lo cual no tiene que ser un indicio del hundimiento de la sociedad, sino más plausiblemente una muestra del esfuerzo que millones de individuos están llevando a cabo para renovarla.
¿Por qué Occidente ha cambiado la imagen que tenía de las mujeres y ha popularizado conceptos como la igualdad de derechos y la igualdad de sexos, y en cambio muchas sociedades musulmanas no?
En Occidente, los derechos de las mujeres (así como la exploración, todavía en marcha, de nuevas vías de expresión de la sexualidad) han empezado a aceptarse a lo largo de los últimos cien años.¿Será también la deriva que tomarán inevitablemente las sociedades fundamentalistas islámicas en el futuro?
¿O la idea de los derechos humanos y la igualdad es exclusiva del Occidente democrático y laico? Por supuesto, no pretendo decir que todos los países musulmanes sean lo mismo: algunos gobiernos islámicos apoyan el derecho de las mujeres a la igualdad y la autonomía.
La igualdad de las mujeres trae necesariamente a colación aspectos sexuales, porque la estructura social ha estado siempre basada en el encauzamiento rígido de la sexualidad femenina (y masculina) por la vía de la reproducción, con el objeto de asegurar la herencia por la línea paterna en una sociedad patriarcal.
Algunos fundamentalistas, musulmanes y occidentales, consideran que los últimos 100 años de la Historia de Occidente han supuesto un paso en falso en lo que respecta al papel de las mujeres en la sociedad y la familia, y creen, por ejemplo, que la homosexualidad es un pecado o un desorden mental; así lo declaró literalmente el Papa en marzo de 2003.
A menudo han señalado el modo de vestir de las mujeres como el símbolo visible del error: demasiado sexy, vergonzoso, «no como nuestras mujeres tradicionales, modestas y elegantes».
Y, sin embargo, es bien sabido que una mujer musulmana puede llevar una minifalda debajo del chador y quitarse éste nada más llegar a la fiesta. Con esto no quiero criticar a las mujeres, pero sí a la sociedad que hace necesaria semejante hipocresía.
Porque, a pesar de todo, ninguno de los dos extremos (el chador y la minifalda) representan lo que las mujeres son en realidad; no constituyen más que simples símbolos de dos tipos particulares de sociedad.
La igualdad sexual y la autonomía de las mujeres son conceptos que están transformando desde dentro el modo en que se definen el sexo y las relaciones humanas.
No cabe duda de que ambas son uno de los logros más importantes de nuestro tiempo. Aunque se hayan producido algunos excesos en la moda y en ciertas revistas (unas imágenes no muy diferentes de las que vimos en los años 60 en las mismas publicaciones), éstos en absoluto niegan la importancia y la necesidad de que las mujeres ocupen el lugar que les corresponde en el mundo de hoy y redefinan ese lugar para sí mismas y para toda la sociedad.

Shere Hite es ensayista, autora de diversos estudios sobre sexualidad y presidenta de la Asociación para el Avance de la Mujer.

2/22/2005

Alabanza del movil

Yo soy partidario del teléfono móvil en contra de algunas opiniones intelectocologistas”. Y lo soy no solo porque da una potencia de comunicación - no mediatizada - al ciudadano, permitiéndole una capacidad de movilización hasta hace poco inimaginable, pero también por otras razones menores.
Recientemente, estando en Francia, me vi obligado a asistir a una cena a base de “Fondue” de queso, que mi vecino temporal gentilmente había preparado; en el transcurso de ella y entre amables alabanzas de los diversos productos gastronómicos nacionales, fui presa repentina de una flatulencia inoportuna, que se presentó en forma de “apretón miserere fromagiere”. Repasando mis conocimientos, no encontré otro remedio que una evacuación digna, y a ser posible rápida, de tamaña flatulencia. Manipulé entonces mi teléfono, haciendo que sonara y pretextando llamada inesperada de mi hija que estudiaba en lejana universidad, salí al jardín entre educadas disculpas, donde a una prudente distancia y en el contexto de una conversación inexistente, fui liberando moduladamente a la atmósfera local toda una serie de gasificaciones de diversos fromages, kirschs y vino del Jura...
De plácido regreso a la “soiree” recordaba como tan útil instrumento también sirve a uno de nuestros contertulios para después de largas conversaciones telemóviles, volver a la mesa con su racioncita de callos o “foie” a salvo de los depredadores.
¡¡¡¡¿¿¿ Sabéis quien es????!!!!

Fico Enterria

El Mundo fue siempre igual

LA PROTESTA MAS FRECUENTE
CUANDO SE ANDABA DE MADREÑES

San Antón tuvo suerte
en escoger un gochin,
que si escoge una muyer
pegase un tiru el prubin


LOS VIVIDORES
Atiende por Tista
nació en La Manjoya, cansau ya de mano
pal descanso nun hay cristianu que tenga mas vista
Casose con Xina la de Pachu, que fizo la probe
con esti casoriu negocio bien flacu
Pos, mentes que el home
sentáu na tabierna, se enfila,descute
y a fuerza de sidra, centollos y tute
los cuartos y come
Nun para la Xina del prau pal horru y cata les vaques
arrenda les berces, o sema pataques
y fai la cocina
Un día que anda la Xina del todu corria
llevándo del guertu pal altu la ería
goxaes de narbaxu
Cayoi una caña ;
y el guenu de Tista que taba mirando
tumbáu en la erba, tranquilu fumando
va ver si la paña
Ya taba coyida
y al dir llevantase, forzando de afechu
pol mor de la carga, abriosi el pechu
pa toda la vida
Pasó pol curiosu
y aunque esti xuraba seguru lu iguala
después de medilu, fregar y aprietalu
quedó tó puxosu
Y siempre amoriando
Y ta menos malu que tien apetitu
y allá con jamones, chuletes y pitu
va el probe tirando
Ta en cama tó el día...
na más po la nochi, va al chigre a espardese,
y en cuántis que clária ya va recogese
aunque haiga partía
Ya ves que dessgracia
decia Xina a Bernardu el del comercio
que tuvo que tuvo de Cabu nel Tercio

Non te tortures Xina, que esto tien remedio
conozco una planta pa esti remediu
que ye milagrosa y ye lo mejor de la cencia
Con solu dos tomes aplaca el mazcayu
La planta, ye esi arbol que llamen carbayu
y dase....en estaca

Emilio Fernández

2/17/2005

Tierra de asilo

Alvaro:
Queda claro que Ginebra es una tierra para proscritos y exiliados,es decir, para pensadores.
Es aburrida por eso es bueno crear una tertulia y que mejor que una mesa donde hablar y comer se unan.Al final todos calvinistas.
Ire preparando el mantel.

Salut mon ami
Victor


A buen sitio mandamos a nuestro contertulio Victor, tierra de asilo y
principal foco del Calvinismo. En todo caso, seguro que alli no se pierden
en batallas baldias como aqui, sino que van a lo positivo, claro que por
eso es tan aburrida Ginebra (a no ser que te la tomes con tonica o limon y
bien fria). En que otro pais del mundo iban a correr rios de tinta con las
declaraciones de un ministro sobre los peligros de fumar conduciendo,
imaginaros que Victor, instalado y controlando a la perfección, como
suele, el entorno, nos consiga un cafe ginebrino para organizar un fin de
semana una tertulia para llevar a tierras protestantes nuestra inquietudes
sobre los condones y la iglesia, la liga de futbol o el estado de la
justicia, española, por supuesto. Seguro que nos echan a pesar de su larga
tradicion de tratar con renegados, apatridas, perseguidos y revoltosos.

Salud
Alvaro

(...) "Fueron los Alobrogios el primer pueblo que se estableció en la región,
parte de Galia (con la Saboya y el Dauphiné). Bajo la dominación romana
forma parte de la Provincia Romana (Gallia Narbonensis). Es capital del
reino de Borgoña en el siglo IX, e integra el Sacro Imperio Romano
Germánico en 1032. Durante los siglos XV y XVI es gobernada por los condes
y duques de Saboya.
Ginebra jugó un papel destacado cuando llegó la Reforma, iniciada por
Martín Lutero, al acoger a Juan Calvino en 1541 y ser principal foco del
Calvinismo. Fue una tierra de asilio que acogió los protestantes
perseguidos por los católicos y los intelectuales en desacuerdo con la
Iglesia Católica, de ahí su nombre de la Roma protestante. Integró la
confederación helvética en 1815".



El humo ciega tus ojos
Por Joan Barril El Periódico 16 febrero de 2005

Antes de que me detengan por el inminente delito de apología del tabaquismo
debo decir en mi descargo que nunca en mi vida he entrado en un estanco a
comprar cigarrillos, ya saben, esos cilindros blancos que son realmente la
causa de la muerte de miles de personas fumadoras y también no fumadoras.
No negaré que lo mío son los puros después de las comidas. Si hay, bien.
Y si no hay, también.
Las medidas antitabaco que se van a imponer en España en unos meses no van
a afectar mis hábitos personales, pero empiezan a afectarme en lo que
respecta a los límites de la libertad individual, un concepto, dicho sea de
paso, demasiado noble y elevado para ser esgrimido en defensa de un acto
tan poco sublime como es la ignición de un cigarrillo.
¿Que el tabaco es malo para la salud? De acuerdo. ¿Que hay que erradicar el
hábito? Adelante. Hay poca gente tan resignada como los adictos al tabaco,
siempre atenazados entre la necesidad de dejar de fumar y la endeble
voluntad que lleva a las recaídas.
Pero no sé hasta qué punto la Administración puede llegar a traspasar los
límites de lo ridículo para acabar con esa adicción. Y el ridículo lo ha
traspasado ya el ministro del Interior al considerar que se puede multar al
conductor fumador con 30 euros porque se ha comprobado que el acto de fumar
conlleva no pocos accidentes de circulación.
El conductor será multado en el momento en el que abra la ventanilla y del
interior del coche --de su coche-- surja la ofensiva nube del tabaco.
Se le dirá entonces al infractor que conducía distraído. Y tal vez el
multado dirá que sí, que efectivamente andaba distraído pensando en sus
cosas, pero de entre todas sus cosas la menos apasionante era sin duda el
humo del cigarrillo.
Si se trata de multar al conductor distraído no la emprendan con el
cigarrillo. Estoy a favor de todo aquello que sirva para salvar vidas. Pero
el asunto del tabaco al volante roza la paranoia salutífera.
¿Sabe el ministro Alonso la casuística que acaba de abrir para multar a los
conductores distraídos? No quiero pensar en lo distraído e irritado que
conducirá el ministro socialista si escucha la COPE y los volantazos que
daría Acebes al escuchar a Gabilondo en la radio de su coche privado.
Un conductor de Salamanca puede sentirse impedido de conducir si escucha
por la radio unas declaraciones de Carod-Rovira.
Las parejas mal avenidas ¿deberán, de ahora en adelante, viajar en coches
separados? Una discusión conyugal a 120 ¿no es más peligrosa que un
sencillo pitillo? O un bostezo. O un estornudo.
Renuncie el alérgico o el resfriado al kleenex de la guantera: es un acto
de distracción. Mejor, pues, conducir con los mocos al aire. Prohibido
cantar. Prohibido soñar en la mujer que nos espera o en la que acabamos de
>dejar atrás.
>Reo sea de multa el conductor que contempla arrebolado las fotos de sus
>hijos que le dicen "Papá, no corras", pero cuya mera contemplación ya es
>una distracción. Así me hablaba ayer mi hermano Ollé a bordo de un autobús
>donde un empleado cobraba, devolvía el cambio y conducía sin fumar bajo un
>rótulo que nos conminaba a no distraerle. Cuidado con el ridículo,
>ministro.

2/04/2005

Tertulia y foie

Es muy posible que la tertulia de ayer no pase a la posteridad (seguramente ninguna) ni por el alto nivel de discusión, ni por los temas tratados, ni siquiera cuando uno de los contertulios dijo que traia un tema preparado fue suficiente para distraer la atencion del suculento foie que nuestro hombre en las Galias (o en la inopia) nos trajo de Foie.
Por el medio, algo de Garzon y Fungairiño, despellejamiento de algun vecino, un nuevo submarino averiado en Gibraltar, ¿Gibraltar español? que le den dos duros (a Perejil), ¿y Ceuta y Melilla? que le den dos duros ALTO, dijo el otro, que esta lleno de ESPAÑOLES (montañas nevadas, banderas al viento...letra: Pilar Garcia Noreña, musica: Enrique Franco. 1945).
¿y del holocausto que me decis? ahora no, despues, que me van a hacer una llamada, ¿COMO? una lla-ma-da. Llegan las Comadres a cenar, que por cierto nos han desplazado, pero la cosa no mejora hasta que nos levantamos a la barra, donde dos de nuestros contertulios caen rendidos a los pies de una vendedora de promesas, convirtiendose de facto en "socios protectores" de la Coral Polifonica de La Fresneda (en adelante, los chicos y chicas de R. C. se acordaran de ellos, en la distancia, en los momentos importantes, cenas, espichas, vermus...etc).
Salud
Alvaro

P.D.: Con lo del Plan Ibarretxe esta saliendo lo mejor de cada uno, unos arcangelicos, incluso brillantes, pero a la mayoria les encanto el discurso de Rajoy, que se quiere quitar como sea el estigma de "mariposon", con una contribucion vibrante y energica que recordaba a otras muy repetidas en nuestra historia, como la que os mando. Para cerrar, un poco de La Vanguardia que siempre relaja el "seni" catalan, culto, moderado y egoista.

Cultura norteamericana
Por Luis Racionero La Vanguardia
04/02/05,
Hablar de cultura yanqui parece una paradoja como "el pensamiento navarro" de Pío Baroja, especialmente hoy que el intelectual eurocéntrico desprecia cuanto ignora, empujado por la persistente campaña antiamericana por las guerras de Bush, más el complejo de inferioridad de los propios europeos.
Yo -les pido perdón por la osadía- viví tres años en Estados Unidos: uno en Milwaukee (Wisconsin), con una familia, estudiando el último año de secundaria, y otros dos en Berkeley (California), para sacar un máster en Urbanismo; creo que he podido calibrar mínimamente el nivel cultural de aquel país.
Mi hipótesis de trabajo es que en el siglo XX, Estados Unidos desarrolló una cultura -o sea, arte, literatura, ciencia, nivel de vida, Estado de derecho- que, en el transcurso del siglo, fue eclipsando y reemplazando a la europea en la hegemonía mundial. Así como en 1900 el centro de la pintura estaba en París, en el 2000 está en Nueva York; en literatura, después de Proust, Francia declina y suben los novelistas americanos, Hemingway, Faulkner, Steinbeck, hasta llegar a los actuales.
En el arte propio del siglo XX, que es el cine, la hegemonía de Estados Unidos es total. Para las ciencias basta repasar la distribución de premios Nobel, universidades y revistas científicas.
Como cubierta por un ala de tiniebla, Europa se oscurece desde 1900 porque traslada sus luminarias a Estados Unidos: la locura de Hitler, o sea, de los alemanes, y los salarios de Harvard, Princeton o Chicago empujaron y atrajeron a las mejores mentes de Europa hacia Estados Unidos. No es que los yanquis de pronto se tornaran inteligentes o refinados, es que a partir de los años treinta recibieron un aluvión de genios europeos, desde Einstein y Fermi hasta Hitchcock, Toscanini o Chaplin.
En UC Berkeley en 1969 aún pude asistir a las clases de Leo Lowenthal, miembro de la escuela de Frankfurt, que llegó a EE.UU. junto con los demás miembros de esa escuela sociológica: Theodor Adorno, Max Horkheimer, Eric Fromm y Herbert Marcuse. Estos cinco pensadores de primera categoría se colocaron en diferentes universidades americanas y elevaron impagablemente su nivel.
Algunas grandes figuras como Popper, Gombricht o Koestler se quedaron en Inglaterra, pero el grueso de la inmigración vienesa y alemana se instaló en Estados Unidos. La locura de Hitler puso a los autores de la bomba atómica a disposición de Estados Unidos en Chicago y Alamogordo. Sin Werner von Braun, la NASA no habría despegado hacia la Luna.
Al finalizar el siglo XX la estela de todos los cerebros europeos reclutados en Estados Unidos -a partir de 1945 ya fue con salario alto y buenos laboratorios- había creado unas condiciones culturales bastante por encima del nivel europeo, por alto que éste sea. Dadas estas condiciones objetivas, ¿tiene sentido que los europeos -mal aconsejados por algunos de sus intelectuales, sobre todo franceses- desprecien la cultura norteamericana y la acusen de imperialismo cultural?
Un ejemplo de lo que significa cultura norteamericana es la biografía de Edmund Wilson que hallé en la excelente librería Central, digna sucesora de aquella estupenda Letteradura de los años setenta. Wilson, que nace en 1895 y muere en 1972, fue escritor y crítico literario, compañero de Scott Fitzgerald en Princeton, bohemio de Greenwich Village en los años veinte, marido de Mary McCarthy en los cuarenta, biógrafo de la revolución rusa en A la estación de Finlandia: un estudio sobre la escritura y la acción en la historia y crítico de referencia en The New Yorker:su figura, formada en la tradición de los Adams, James o Eliot, encarna la alta cultura yanqui en contraposición a la cultura de masas, que es la única que suele distinguirse desde Europa.
¿En qué consiste esta high culture,como la denominaba Lowenthal? En su nivel europeo, claro está, pero de la Europa del siglo XIX y siglos anteriores, cuando las elites educadas en grandes universidades marcaban la pauta. Ortega lo explicó perfectamente en su Rebelión de las masas,la alta cultura se distingue por las exigencias, y el deseo de excelencia que se impone en sí misma. Esa alta cultura americana está en la literatura, la música, la arquitectura, las artes plásticas, algún cine y, por supuesto, la ciencia.
Claro está que con la rotura vanguardista de principios del siglo XX, el canon de valores de la cultura occidental -entonces casi toda europea- dejó paso a una época de cambio acelerado, pruebas y errores, hallazgos y esterilidades, desprovista de criterios globales para juzgar el arte: que sí mantuvo la ciencia, arropada en la experimentación y las matemáticas. En ese vacío de criterios, Wilson y las gentes de The New Yorker o del New York Review of Books pusieron un mínimo de orden, ayudados por Oxford y Cambridge, para contrarrestar la disparatada logorrea francesa, incluso italiana.
¿Por qué las películas de Hollywood son más vistas o la música pop arrastra a millones de jóvenes europeos a los conciertos? Nadie les obliga a oír aMiles Davis, Bill Evans o The Doors, ni a ver a los Hermanos Marx, Gene Kelly o Fred Astaire: a mí más bien me impidieron que viese a Rita Hayworth y Marilyn Monroe.
Hablando con Gore Vidal o leyendo la visita de Edmund Wilson a Santayana en Roma acabada la guerra mundial, he intuido una cultura que, nacida en Europa, se desplaza y arraiga en EE.UU. a lo largo del siglo pasado en que Europa se volvió loca y arrojó por la borda, a la otra orilla del océano, a las mejores cabezas de su generación.
¿Por qué no reconocer que, como las cepas europeas llevadas a California y devueltas a Francia tras la mortal filoxera, la cultura europea se ha trasplantado a EE.UU., de donde puede volver, traída por quienes se tomen la molestia de estudiar en sus universidades y de indagar sin perjuicios, abiertamente, en esa cultura, que ha sido la del siglo XX?