11/10/2011

Bonjour tristesse


Creo que el congreso de Psiquiatras está dando titulares muy sabrosos, como el de Paz García-Portilla, "Hay que distinguir entre enfermo y preocupado o triste; la tristeza es algo normal", Y eso lo dice "la única" catedrática de psiquiatría de España, cagate lorito, ¡No te jode!, según están las cosas el que no esté preocupado o triste es que está enfermo. Se llega a la conclusión hasta ahora que una porción relevante de enfermos mentales graves en Asturias no reciben asistencia médica que precisa. Si eso pasa con los graves, que no pasará con los maniaticos, los exibicionistas o con los que disfrutan haciendo el ridículo...
Algunos no se cansan de hacer el ridículo, empezaron su carrera intentando convencer al personal de que la defensa de lo local frente a los grandes partidos iba a poner al pueblo en el mapa y así que se vencería esa marginación impuesta. Los apoyos conseguidos solo han valido para demostrar que se puede dilapidar mucho dinero en cosas innecesarias, o por tanto prescindibles, y que ellos mismos han mejorado notablemente su situación personal, al menos la monetaria, en una muestra de arribismo y bajeza moral que los retrata. Como bien señala Lorenzo Cordero respecto a la fracasada moción de censura en Siero, la clave para ejercer la política es una buena formación moral cívica, que como ha quedado patente es la gran ausente en buena parte de los protagonistas, entre ellos los que han enseñado sus vergüenzas a cambio de algun puestin en la administración. El último capítulo de la serie, en el que la propia Consejería de Educación contradice la cacareada prioridad de la construcción de un instituto es de vergüenza ajena.

En Siero tienen prisa

Lorenzo Cordero

Hace unos meses, el líder de FAC -y presidente del Gobierno del Principado- les advertía a sus discípulos de que “lo importante es hacer las cosas bien, antes que hacerlas rápidamente”. (Discurso pronunciado en Pruvia ante la Conferencia Política de presidentes a locales de Foro Asturias. 21/10/2011). Sensata advertencia. Sobre todo, para orientar a los novatos ejecutivos del recientemente creado partido asturianista, cuyo fulgurante éxito electoral conseguido en las elecciones autonómicas y municipales celebradas el pasado mes de mayo ha servido, principalmente para “innovar” el “determinismo bipartidista” del sistema político nacional y, a la vez, regional proporcionándole una especie de “tercera vía” de escape para el fluido desahogo (condicionado) de la participación directa en los asuntos públicos.

Pero una cosa es la teoría política y otra la práctica de la misma. Esto es lo que se ha demostrado en el Ayuntamiento de Siero con el intento de desalojar al PS(O)E de la Alcaldía para, inmediatamente, ocupar el “trono” local una especie de “santa alianza” política protagonizada por los concejales del Foro y un grupo de ediles que alcanzaron su protagonismo municipal en los pasados comicios de mayo como militantes del PP. El fracaso de la “intentona” –probablemente, preparada rápidamente, pero sin atender a la necesidad de que fuera bien planeada- es la confirmación del aviso que les hacía, en septiembre, el “Jefe” del recién nacido Foro AC… Ahora, el fracaso del intento de presentar y debatir la moción de censura contra el alcalde que tomó posesión de su cargo hace apenas unos cinco meses, se intenta resolver apelando a los Tribunales. Al parecer, lo que les interesa –además de hacer las cosas rápidamente, sin procurar hacerlas bien- es “sostenella y no enmendalla”… Cualquier observador tranquilo, después de contemplar este “gag” de la política municipal, podría convencerse de que lo que les importa no es la política municipal, podría convencerse de que lo que les importa no es “censurar” la (supuesta) mala gestión –apenas iniciada- del alcalde socialdemócrata, sino abrir una brecha en el muro de la democracia local para pasar al otro lado con todo su equipaje de ambiciones personales, asaltar el poder y, después, imponer sus dictados. Por lo visto, no les basta con participar en el gobierno de la municipalidad, sino, además, quieren configurarlo a la medida de sus propios intereses.

Este caso es la consecuencia del mal uso que se hace de las mayorías en la democracia. Un uso que, en realidad, es pura y simplemente un abuso. Utilizar las mayorías en democracia para satisfacer deseos personales –o de grupos- es, en términos de ética política, una barbaridad. Y cuando, además se pretende justificar esa ambición apelando a las necesidades del bien común, el asunto se convierte en un bárbaro atentado a la razón democrática. El remedio para evitar estos casos –o, por lo menos, para atenuarles su agresividad política- podría se el de exigir, como condición previa para ejercer el oficio público de la política, una buena formación moral cívica. Pero esa moral cívica es algo que no se puede improvisar, puesto que es la consecuencia final de un largo proceso de formación personal.

A pesar de esa dificultad, algo habrá que hacer para que la democracia nacional no sirva como pretexto par introducir de matute, en este país, las viejas tendencia personalistas, que se resuelven, casi siempre, imponiendo un interesado despotismo político. Despotismo que sirve también para certificar el secuestro de la moral cívica, que es, precisamente, el mejor de los cimientos para construir sobre él una democracia sólida, entendida como una filosofía, basada en el respeto al hombre y en la búsqueda del bien común.

Entendiendo bien que esa democracia facilite la condición esencial de la naturaleza democrática: un sistema de gobierno en el que el poder va desde abajo arriba. Quizá, esto haya sido lo que obviaron los “descontentos” de la Municipalidad porque la derecha, en Siero, tiene mucha prisa.

11/09/2011

Pasar el agua


Como ha muerto el boxeador Joe Frazier han parecido varios artículos referidos al gran rival de Cassius Clay y Alvite no podía ser menos...

(...) Pertenezco a una generación de muchachos que se despertaban de madrugada para ver por televisión los combates de Cassius Clay y de Joe Frazier, de Jimmy Ellis, Ocar "Ringo" Bonavena, Karl Mildemberger, George Chuvalo, Ceveland Williams, Ernie Terrell… y todos aquellos tipos atléticos, rudos y algo bocazas que se subían a un ring en Las Vegas o en Atlantic City, se zurraban durante quince asaltos y de regreso en el rincón, ensangrentados y exhaustos, escupían en el embudo del manager y se retiraban luego al hotel a moler el cuerpo en una cama de tres mil dólares con cualquiera de aquellas preciosidades rubias en cuyas cabecitas hervidas por el tinte y yermas de talento acababa de gotear, como una perla de flujo, el incomensurable óvulo de la lujuria. No digo que aquello no fuese en cierto modo terrible, pero, ¡que demonios!, al menos a quienes cayeron por el camino les estuvo permitida la gloria de que en el informe de la autopsia nadie pudiese negar haber visto el rastro indeleble de la letra de Norman Mailer, uno de aquellos escritores vitalistas e intensos por cuyas frases yo siempre he visto correr, como cicatrices, la genuina sintaxis de la vida, la sedienta jauría de la literatura.

También me ha gustado mucho un artículo de Andrés Trapiello sobre el humor, tan necesitado en estos tiempos. La recomendación es buena y si no es suficiente para pasar el mal trago, el actual y el que nos espera, un consejo para "Pasar el Agua" y saber tu futuro sin engaños en la Luz de María ...

En serio: ríase un poco Andrés Trapiello
EL humor ha tenido mala prensa entre los intelectuales. Hablamos de los intelectuales españoles. No entre los ingleses a los que el humor ha parecido tradicionalmente una cortesía de la inteligencia, y como tal lo cultivan. En España no; en España el humor suele estar bajo sospecha, y eso pese a que el mejor libro de su literatura, el Quijote, es un libro de humor. Claro que esa fue probablemente la causa de que tardara tanto en ser considerado aquí un libro serio.

No obstante ha habido entre nosotros un buen número de escritores que trataban de arrancar en sus lectores una sonrisa, a riesgo de parecer frívolos a los intelectuales, que siempre van a encontrar motivos para cubrir de ceniza sus cabellos y rasgarse las vestiduras. Aún hoy, cuando leemos a esos escritores, cien años después, siguen haciéndonos mucha gracia. Que algo gracioso siga siéndolo un siglo después es un milagro, porque el humor es lo primero que se marchita. Cuánto nos hemos sonreído, incluso reído, con Baroja, cuando este finge ponerse serio barbarizando. Y desde luego con Gómez de la Serna, cuya prosa cosquillea en la nariz como el agua de sifón. Y con los gallegos. Los gallegos han sabido reírse mucho siempre de todo, empezando por sus esencias, al menos los antiguos. Fueron maestros del humor Valle Inclán, cuyas repentizaciones hilarantes se hicieron célebres; y Fernández Flórez, y el gran Camba, y Castelao, y Dieste y Cunqueiro, finísimo siempre... En realidad los gallegos llevan dentro un sutil humorista. Aunque, sin ánimo de molestar a nadie, no todos serán desternillantes, y gallegos habrá que sean tristes y solemnes, como en todas partes. ¿Y quién no ha disfrutado con Pla de su humor honesto y vago? Incluso los poetas nos han hecho sonreír a menudo: lo hace Machado con su Juan de Mairena y Juan Ramón en sus aforismos. Y claro, la que se llamó la generación de los humoristas: Tono, Mihura, Jardiel, Neville, desopilantes a menudo.
Estos eran todos de derechas, y acaso por ello se creyó que el humor era franquista por naturaleza (aunque hubiera grandes humoristas en el exilio, como Antoniorrobles). Fue necesario esperar a la generación de los Chumy Chúmez, El Perich o El Roto para empezar a reírnos sin temor a ser considerados reaccionarios. ¿Y qué sucede ahora? ¿Ha perdido uno la capacidad de reírse? ¿Es que ya no le hace gracia casi nada o es, sencillamente, que los escritores no están de humor? ¿Ha cambiado quizá este, la forma de hacerse, de entenderse? ¿Cuántas novelas o ensayos nos arrancan hoy la sonrisa y aun la carcajada, como el Quijote? Comprende uno que las cosas están para poca broma, pero precisamente por ello necesitaríamos de nuevo ese humor, como lo fue el de La Cordorniz en los años tétricos de la dictadura, “más audaz para el lector más inteligente”, que sólo algunos pocos siguen cultivando. Es probable que las palabras de Muñoz Seca antes de ser asesinado en 1936 no fuesen del todo ciertas. “Podéis quitármelo todo, incluso la vida, pero no el miedo”, dicen que dijo. Sí, las cosas se han puesto serias en el mundo, y acaso por ello se necesita hoy más que nunca del humor, lo único acreditado para quitar el miedo, sobre todo cuando se practica con la poética seriedad de Chaplin o de Buster Keaton.
[Publicado en el Magazine de La Vanguardia el 6 de noviembre de 2011]

11/02/2011

O Rei das tortas


De una entrevista a Groucho Marx en la revista Playboy en 1974 (Groucho tenía entonces 83 años):

(...) Playboy: Contanos acerca de tus padres
Marx: Bueno, mi madre vino de Alemania , mi padre vino de Francia. Cuando se conocieron ninguno de los dos entendía una palabra de lo que el otro decía, así que se casaron. Hablaban en alemán porque mi madre era la más fuerte de los dos. Mi padre no tenía mucha educación. Mi madre tampoco, pero era mas inteligente. Vivió lo suficiente para vernos tener éxito en Broadway.
Playboy: ¿Es verdad lo que escuchamos acerca de la influencia de tu madre para que te subieras a un escenario?
Marx: Por supuesto, y apenas pudo logró que los otros hicieran lo mismo. Así fue como nos convertimos en los hermanos Marx. Ella misma nos conseguía los trabajos. Pensaba que tenía que lucir joven, así que cuando iba a ver a los agentes teatrales usaba un corsé y una peluca rubia. Cuando iba a la casa de alguien a jugar a las cartas, se cansaba de estar con el corsé, se lo sacaba y lo envolvía en un diario con las tiras colgando.
Playboy: ¿Tu padre a veces la jorobaba?
Marx: Seguramente. El resultado fueron cinco varones.
Playboy: Me refiero a otras mujeres
Marx: No hasta que mi madre murió. Después se consiguió otra chica.
Playboy: ¿Inmediatamente?
Marx: Bueno, no durante el funeral...

Su gran admirador y en parte heredero, Woody Allen, nos ha dejado perlas como esta: "Cuando era alumno, me echaron del colegio por copiar en el examen de Metafísica. Miré en el alma de mi compañero de pupitre". O como cuando le preguntaron si creía que la Física Cuántica era la respuesta, "No sé, en el fondo ¿de que me sirve a mi que el tiempo y el espacio sean exactamente lo mismo? En fin, si le pregunto a un tío que hora es y me dice "6 kilómetros" ¿Que coño es eso?.


Hoy escribe Ponte sobre la monarquia española y el resultado de una encuesta del CIS que señala la perdida de popularidad entre los más jóvenes, aún a pesar de la querencia tradicional de los naturales de este pais por la monarquía, incluidos los reyes de la baraja. No nos vendría mal un Groucho Marx para arrojar algo de luz en tanta estupidez.

Salud
P.D.: Hemos leido hoy que la OMS se sube al carro de los recortes y va a prescindir de 300 personas en Ginebra, espero que deje fuera de tanta "reprogramación", como lo llaman los chicos de Cascos por aqui, a nuestra oficina en el Istmo, que estoy seguro que además de ser muy rentable, nos tiene al día de los entresijos caribeños.

Popularidad de la monarquía
José Manuel Ponte

Una encuesta del CIS pone de manifiesto que la institución monárquica ha perdido mucha aceptación entre la población española, sobre todo entre ese sector de personas jóvenes que no conocieron el periodo de transición política que siguió a la dictadura. Hasta tal punto es significativo el descenso que bastantes observadores opinan que esa percepción puede servir como caldo de cultivo de un nuevo advenimiento republicano (ya sería el tercero en nuestra historia). Las explicaciones de los sociólogos son variadas. Unos lo achacan a una pérdida de imagen de la institución que se ve como una excepción anacrónica y un refugio para privilegiados en medio de una crisis financiera que ha llevado a muchas familias a la ruina. Otros, al desprestigio creciente del conjunto de la clase política de la que en cierta manera la realeza forma parte. Y no faltan tampoco quienes ponen el acento en el sinsentido de la convivencia en la cúpula del Estado de criterios tan reaccionarios como la aristocrática preeminencia de sangre con los más democráticos del mérito y la capacidad. En el fondo, nada nuevo, porque sobre esos mismos argumentos y sobre esas mismas diferencias se nutrió desde siempre el debate entre monarquía y república. Tanto en España como en otros países. Aunque lo más notable de la encuesta del CIS es el hecho de que sea la juventud que no conoció la transición, y por tanto el papel del rey Juan Carlos como puente institucional de unión entre la dictadura y la democracia, la que descarte a otro joven como el príncipe Felipe de Borbón como jefe de Estado en un futuro próximo. A primera vista, podría suponerse que entre personas jóvenes se dieran bastantes zonas de coincidencia, pero resulta que no es así. Cuando pasen los años, los historiadores estudiarán el fenómeno de que una persona de sangre real, que fue nombrado por un dictador como "sucesor suyo a título de rey", haya devenido luego en rey de una democracia constitucional y sobrevivido en el cargo durante más de treinta y seis años, tras varias crisis financieras y más de un intento de golpe de estado. Dada la polarización sentimental de la política española (todo lo malo es culpa tuya y todo lo bueno, mía) es difícil pronosticar cual de los dos grandes partidos pueda proponer el fin de la monarquía sin que el otro se oponga. Pero antes de que eso ocurra, debo recordar que el pueblo español tiene una ancestral, y extraña, querencia hacia las testas coronadas. Y la historia nos lo confirma. Además de los famosos 33 reyes godos, en Asturias hubo 12 reyes; en León, 17; en Galicia, 5 propios y varios compartidos; en Navarra, 31;en Aragón, 20; en Cataluña, 9 condes de igual rango, y en Castilla, 22 hasta los Reyes Católicos. Y una proliferación parecida se dio entre los musulmanes donde, aparte de los califas de Córdoba, hay que mencionar a los llamados reyes de Taifas. Ya con toda la península en manos cristianas y agotadas las dinastías autóctonas importamos 5 reyes de la casa de Austria y 9 de la casa de Borbón. En periodos de mayor confusión ocuparon fugazmente el trono de España un hermano de Napoleón (Pepe Botella) y Amadeo de Saboya. Y don Vicente Risco nos cuenta que un grupo de ciudadanos de Ourense postularon como rey de España a un almirante ferrolano. Además de eso tenemos al "rey del jamón" y al "rey de las tartas de Mondoñedo". ¿Somos o no somos monárquicos?