3/12/2006

No nos lo merecemos...

"Las mujeres nunca descubren nada; les falta, desde luego, el talento creador, reservado por Dios para inteligencias varoniles; nosotras no podemos hacer nada mas que interpretar, mejor o peor, lo que los hombres nos dan hecho"

No lo dice el Mufti de Jerusalen, que seguramente tambien, sino "nuestra" Pilar Primo de Rivera, la hermana del gran lider y fundadora de aquella causa por las mujeres españolas, a la que les dedico su sacerdocio durante mas de cuarenta años. Para la mayoría de las jovenes que pasaron por alli, les pasa lo mismo que a Groucho Marx, "mi juventud, te puedes quedar con ella".


Seguramente las chicas de la epoca no se merecian tanta atención del regimen, como Woody Allen, cuando recogia el premio Principe de Asturias: "No merezco este premio, pero tengo diabetes y tampoco la merezco", y como tampoco nos merecemos al payaso de Aznar ejerciendo de estadista en Mexico y provocando su expulsión por inmiscuirse en el proceso electoral, le han hecho algun chiste como este en la prensa local, de cualquier forma no importa, en su partido le reciben muy bien, incluse le piden que vuelva, incluso Rajoy. La cronica que hace Millás ayer en LNE sobre la convencion del PP no tiene desperdicio.

Salud

Alvaro







JUAN JOSÉ MILLÁS
Siguiendo el fin de semana pasado la convención del PP, traté de imaginar una reunión de dirigentes de Philips cuyas ponencias versaran, sin excepción, sobre IBM. O un congreso de Seat cuyos participantes sólo hablaran de Audi. O una fiesta de Coca Cola en la que se agasajara a los invitados con un vaso de Pepsi. Esto es lo que hicieron los responsables del PP. Increíblemente, el protagonista de la convención no fue Rajoy, ni siquiera Aznar: ¡fue Zapatero!, a quien le dedicaron un espacio absurdo, sólo explicable desde disciplinas que se dedican al estudio del alma. Lo que vimos, en fin, fue una exhibición de un tipo de pulsiones masculinas muy bien descritas por la literatura (recuerden el caso de «Los Duelistas», de Joseph Conrad), aunque con escasos ejemplos en la vida diaria.

La convención del PP, pese a los esfuerzos de Ana Pastor por aportar algún estrógeno, fue un derroche de testosterona dirigido contra Rodríguez Zapatero, un tipo blando, por cierto, preocupado por la igualdad de las mujeres, de los homosexuales; un sujeto sin músculo, sin mentón (comparado al menos con Acebes), que promueve leyes para ayudar a los minusválidos, a los ancianos dependientes, a los inmigrantesÉ La pregunta, en fin, no es si Rajoy está dispuesto a moderar o no su discurso. La pregunta es si va a continuar gestionando tan mal la testosterona del PP. No debería derrochar el patrimonio hormonal de su organización en quien no debe. Tales desafecciones glandulares se explican en primer curso de psicología. Es imposible que en un partido con doscientos millones de militantes no haya ningún psicólogo que le explique el significado de que cada vez que abra la boca lo primero que salga de sus labios sea la palabra Zapatero.

Lo mejor, con todo, fue la oferta de pactar a condición de que su adversario renunciara a lo que representa, es decir, si usted se convierte en yo. ¿Qué le pasa con la diferencia? ¿Por qué no puede concebir una negociación en la que el otro no dimita de su identidad? Zapatero, en fin, se encontró con la respuesta hecha: «Ni yo merezco que me preste tanta atención ni los españoles que les preste tan poca».

No hay comentarios: