Eran las olimpiadas y la final de la prueba de regatas.
La gente estaba en un puente y las regatas pasaban por debajo.
En eso llega la primera embarcación y dicen los que estaban arriba:
‑ ¡Cabrones! ¡Hijos de puta!
Y los de abajo miran extrañados y siguen.
Llega la siguiente embarcación y dicen los de arriba:
‑ ¡Cabrones! ¡Hijos de puta!
Y los de abajo miran asustados y siguen.
Y llega la tercera embarcación y dicen los de arriba:
‑ ¡Cabrones! ¡Hijos de puta!
Y contestan los de abajo: ‑ ¡Vuestra puta madre!
Y dicen los de arriba:
¡Estos son! ¡¡¡¡España, España!!!!
Para muestra lo sucedido recientemente en el pueblo de Alahurin, que no es mas que la continuación de los procesos judiciales que comenzaron en Marbella en tiempos del inefable Gil y que se han extendido por la provincia de Malaga como un reguero de polvora. Hacen bien los analistas serios en no mezclar "churras con merinas" en la cuestion de la procedencia política de los implicados, pero el hecho es que en esta caso reciente, un alcalde del PP y su concejal de urbanismo, las declaraciones en caliente del interfecto, nada mas salir del cuartelillo con la fianza recien pagada, atribuye su detención a una maniobra politica contra su partido que solo puede pasar en "esta Republica bananera de Zapatero", en la que "los de ETA estan en la calle y la gente honrada en la carcel", un exceso que ha tenido amplio eco y ha sido jaleado en su entorno, que no dudan en llevar pancartas en las que se iguala a ETA con Zapatero, como en esta viñeta que ha salido en Avui a raiz del atentado de Barajas.
FERNANDO SANTIAGO
El Pais 22 enero 2007
Ha resultado una semana muy epigramática, con unas cuantas frases que permanecerán en el recuerdo. Mariano Rajoy, gran farsista, nos ha dejado diferentes perlas cultivadas desde la ya famosa "si usted no cumple, le pondrán bombas y si no le ponen bombas es que ha cedido" hasta la comparación entre Rodríguez Zapatero y Stalin o el ya famoso aserto según el cuál cualquier ciudadano no puede ser presidente del gobierno.
Pero como todo puede superarse, el alcalde de Alhaurín el Grande, Juan Martín Serón, se ha despachado con una frase genial "ésta es la república bananera de Zapatero. Los de ETA en la calle y la gente honrada en la cárcel", además de proclamar a los cuatro vientos que España necesita una revolución, al referirse quizá a la que dejó pendiente Primo de Rivera.
Todo puede superarse, el único límite es el sentido del ridículo o la capacidad para delirar. No se sabe si acompañaron al alcalde en el trance algunos amigos con pelos largos, gafas de sol y grandes bolsas de deporte. En el mismo camino de las frases geniales, la detención del alcalde de Alhaurín le ha producido a Javier Arenas "sorpresa y tristeza" (si hubiera sido fiel a su propio estilo jaculatorio "tristeza, tristeza, tristeza"). El PP ha decidido investigar las condiciones de la detención del alcalde, no su gestión.
La verdad es que Málaga se ha convertido en un lugar muy divertido. La Costa del Sol fue siempre para el glamour y la gente importante. Ahora es un enclave sustancial para la prensa del corazón y para las informaciones de sucesos. La cosa empezó hace años con el singular alcalde de Benalmádena, Bolín, pillado en Gibraltar un poco alegre, al que siguió Jesús Gil, el peculiar alcalde y presidente del glorioso Atlético de Madrid. Tiempo después llegaron las Operaciones Ballena Blanca y Malaya. Esta última nos ha dado todo tipo de situaciones: personajes que han pasado de la nada a la miseria (aserto marxista) como Julián Muñoz, Marisol Yagüe, Maite Zaldívar, Isabel García Marcos ("soy una presa política", gran frase), Juan Antonio Roca y todo un trasiego de bolsas con dinero en efectivo, caballos, obras de arte en el baño y cupletistas. La España cañí de bandoleros, toreros y cantantes puesta un poco al día. Como si una cuadrilla del Tragabuches corretease por los Montes de Málaga y la Sierra de las Nieves a través de esos pueblos magníficos como Alozaina, Casarabonela, Monda, Alhaurín el Grande o Alhaurín de la Torre, camino del destino final de una trama de delincuencia, hacia la más famosa cárcel de España, que ha dejado en evidencia a la Modelo, Puerto II y demás centros de internamiento que no tienen su refinamiento y elegancia.
El singular alcalde entró en prisión con el "no vienen a por mí sino a por el PP" tras compartir almuerzo con Rajoy, pero su salida no fue menos espectacular al grito de "ha sido un ataque al pueblo" casi al estilo del Rey Sol "L?État, c?est moi". Por cierto, ¿cómo han conseguido reunir tan rápido los entusiastas vecinos de Alhaurín el dinero de la fianza? Debe ser que la prosperidad económica ha llegado rápido a eso que llaman segunda línea de playa, que son los pueblos del interior de la costa. Que a un alcalde se le vaya la cabeza cuando la policía y los jueces le pillan (presuntamente) con el carrito de los helados, puede resultar un poco chocante. Pero que a su partido no se le ocurra otra cosa que vincularlo con una operación política, va un abismo. El muy digno pueblo de Alhaurín no creo que sea un objetivo político de primer orden. Este alcalde piensa que sus adversarios son los responsables de que se le haya imputado en esta causa e incluso puede que con tan altisonante frase esconda algo o se haya puesto un poco nervioso.
Hemos visto a algunos alcaldes emberrechinados camino de juzgados o comisarías en Andratx, en Camas, en Ciempozuelos y en otros sitios. Me malicio yo que habrá otros momentos como el reseñado, a pesar de que los años felices de la construcción y el ladrillo se acabaron el viernes pasado con la entrada en vigor de las limitaciones urbanísticas impuestas por la Junta de Andalucía
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