Genial la respuesta de la Presidenta de la Asociación 11-M de Afectados de Terrorismo, Pilar Manjón , madre de uno de los asesinados en ese atentado:
"Para los violentos, para los fascistas, para los cortos de ideas, para los largos de lengua, para los de bigote, para los de las guerras, para los de las torturas de Guantanamo, para los que no encontraron las armas de destrucción masiva, para los que no sabian ni que existian, para los que nos mintieron entonces, para los que nos mienten ahora, para los amigos del ex presidente del Gobierno, para los amigos del ex ministro del Interior, para los amigos de Bush, para los que si pierden unas elecciones se enfadan, para los que se enfadan aunque no pierdan las elecciones, para los que bendicen los bombardeos, para los que ladran cuando hablan, para los que hablan cuando rebuznan, para los que se tambalean cuando no están en el poder, para los que necesitan estar en el poder para no tambalearse, para todos los que justifican todo con el terrorismo, para todos los que ahora todo lo justifica el terrorismo, para los que me insultan, para los que me injurian, para los que me calumnian, para los que me amenazan, para todos ellos, y en mi nombre, mi desprecio mas despreciable."
De destacar la editorial de la Voz de Asturias de hoy:
Editorial
A los tres años del 11-M
El tercer aniversario del 11-M, la mayor matanza terrorista en la Europa reciente, ha pasado prácticamente inadvertido bajo el ruido producido por el PP calentando la manifestación de ayer. La escenografía montada en la madrileña plaza de la República Dominicana, donde un comando etarra, en el que estaba Ignacio de Juana Chaos, asesinó a 12 guardias civiles el 14 de julio de 1986, no ha ido acompañada de un recuerdo a las 191 personas que perdieron la vida hace hoy tres años en los trenes de Atocha, a los 1.824 heridos y a los familiares de todos ellos. Parece que los estrategas del PP no han querido distraer esfuerzos y se han centrado en convertir a De Juana Chaos en un símbolo, en un arma arrojadiza contra el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero.
Es una lástima que el apoyo a las víctimas tenga ese carácter tan selectivo para sectores de la derecha española. Quienes directa o indirectamente sufrieron el horror del 11-M se merecen más respeto y un apoyo más sincero. Al olvidarse momentáneamente del 11-M tratan de pasar por alto que el juicio que se desarrolla en Madrid está deshaciendo, como si de un azucarillo se tratara, toda la teoría de la autoría de ETA que el expresidente José María Aznar, los sectores más ultramontanos del PP y los medios de comunicación más recalcitrantes vienen argumentando con más voluntad que acierto y con más insidias que argumentos desde el día en que los socialistas ganaron las elecciones del 14 de marzo del 2004. Los ciudadanos españoles pueden sentirse razonablemente satisfechos por la labor desarrollada por los miembros de las fuerzas de seguridad que han investigado el 11-M y descarta la teoría de la conspiración.
El PP, envuelto en la bandera española, salió ayer a la calle en una manifestación multitudinaria que aprovechó el innegable impacto que ha tenido sobre la opinión pública la concesión de la prisión atenuada al etarra De Juana Chaos. En las calles de Madrid se ofició ayer el último acto de una estrategia de dudosa rentabilidad electoral y que daba la puntilla a la tradicional unidad democrática frente a los terroristas. Los lazos azules no eran ayer símbolos, como en su origen, contra la barbarie de ETA, sino contra el Gobierno socialista, contra quien fueron dirigidos la mayoría de los gritos.
Tan burdo planteamiento maniqueísta, que también se disolverá cuando baje la marea y las urnas sustituyan a las soflamas, tiene, sin embargo, el riesgo de excitar el viejo cainismo hispano, que tan pésimos efectos ha tenido en nuestra historia. El PP salió ayer a la calle. Tenía todo el derecho democrático a hacerlo. La manifestación fue, más allá de la guerra de cifras, pacífica y sin incidentes. Pero la intención profunda de esa movilización deja una semilla de fractura en la sociedad española. La manifestación de ayer pone el colofón a una legislatura marcada por la crispación y el ruido producido por quienes hoy hace tres años no supieron reaccionar ante la barbarie y acabaron perdiendo el poder.
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