Hasta ahora nos habia valido aquello que dijo Nietzsche que "los monos son demasiado buenos para que el hombre pueda descender de ellos" pero al margen de lo biologicamente inexacto de la afirmacion, al fin y al cabo los monos y los hombres descienden de antepasados comunes y por tanto seria primos mas o menos cercanos (algunos mucho), lo cierto es que ahora se refuerza la tesis de que los que existen en cautividad estan sometidos a las mismas neuras que los humanos y en lo sexual no podia ser de otra manera. Si en algunos se obtuvieron resultados positivos en la enseñanza del idioma de los sordomudos a chimpances, ahora se encuentran con exito en el tratamiento de monos sexualmente inapetentes a partir de cine porno simiesco. Osea que esa tendencia cada vez mas extendida del ciberporno, osea el sexo catodico, que amenaza suplantar al de verdad, al del contacto, galanteo y revolcon (el de ¿me respetarás mañana? en el que hay que invertir tiempo y dinero, mucho tiempo en opinion de uno de nuestros contertulios), que nos viene de las mentes distorsionadas de los americanos y sus neurastenias. Según los expertos, ya un 25 % de los españoles que se conectan a internet hacen uso del sexo electronico, en sus multiples variantes. Mientras, casi la mitad de las mujeres tienen falta de deseo, dificultades de excitacion o dolor y un 34 % de los hombres tienen o han tenido alguna disfuncion. En estas condiciones, el reciente cableado de nuestro pueblo va a ponerse al rojo vivo y algunos estaran deseando que Antonio saque la fregona para seguir con lo que tenian entre manos, el teclado y el raton de por medio.
Salud (y sexo)
Alvaro
El sexo que viene
Ocho millones de estadounidenses son adictos al sexo virtual: pasan por lo menos 11 horas a la semana con sus parejas electrónicas, según el documental de la cadena CBS Cybersex Addiction. El reportaje recoge casos tales como el de un abogado de 56 años que explica de qué manera se enganchó en sólo dos o tres semanas, o el de una consultora en tecnología informática, de 31 años, que se viste especialmente para sus sesiones de sexo on line porque "no existe nada para mí, aparte de esto".
Según la encuesta Durex 2003, el 25% de los españoles ya utiliza Internet con fines sexuales. ¿Es ésa la tendencia mundial que arrastra nuestra vida sexual y la de las generaciones venideras? ¿Nos dirigimos hacia un mañana de placeres electrónicos, digitalizados y robóticos?
Elixir del amor
Escribe Rubén Romero en La Nación que, si se trata de encontrar cifras, el problema de conocer las tendencias sexuales reside, fundamentalmente, en la escasez de estadísticas serias. El último macroestudio sobre hábitos sexuales en los Estados Unidos data de 1999. Según el Journal of the American Medical Association, el 22% de las mujeres sufría falta de deseo, un 14% tenía dificultades de excitación y un 7% padecía dolor durante sus relaciones íntimas.
¿Y los hombres? El 5% padecía impotencia; un 5%, falta de deseo, y un 21%, eyaculación precoz (sobre nuestro país, ver En la Argentina). En España, un reciente estudio de la Federación Española de Sociedades Sexológicas afirma que el 34% de la población ha tenido o tiene alguna disfunción sexual.
Y eso es más de un tercio de la población, suficiente porcentaje como para que el mundo espere con ansiedad la llegada de un elixir del amor (que se pueda conseguir en Internet, igual que el Viagra).
La peligrosísima combinación éxtasis-Viagra es ya un clásico de los fines de semana. Uno aumenta el deseo sexual, el otro permite una alegría en el cuerpo que, de otro modo, tras 48 horas de fiesta ininterrumpida sería complicada de lograr.
En Estados Unidos o en Francia, este cóctel ha alcanzado tal nivel que ha triplicado el número de consumidores de Viagra menores de 45 años. Obtener las drogas sin receta es sencillo: la Web está repleta de pseudofarmacias en las que, luego de tres preguntas banales, un cibermédico verá en nosotros un claro síntoma de falta de Viagra.
Pero, junto con los afrodisíacos, el otro gran mito del sexo de estos tiempos es el que propicia la creación de una media naranja mecánica. En la Ilíada, de Homero, el dios herrero Hefesto compensaba su falta de atractivos con una habilidad con el yunque que le permitió fabricar dos robots femeninos. Pero ni un genio como Homero ni un visionario como Villiers de L'Isle Adam *que en 1886 publicó La Eva futura* pudieron imaginar que la Eva moderna fuera a tener las curvas de un monitor de computadora.
Román Gubern, catedrático en Ciencias de la Información y autor de El eros electrónico (Taurus, 2000) y Patologías de la imagen (Anagrama, 2004), dice que "Internet desarrolla y potencia al máximo una tradición que existía desde la correspondencia galante del siglo XVIII. Se diseña como un instrumento de comunicación de los militares y científicos, y sin embargo emerge, sin que nadie lo haya tenido previsto, una gran masa de Internet roja.
Las personas le han dado un uso distinto del canónico y formal. Ha emergido una demanda social que revela que no estamos satisfechos, que hay unas inconfesables necesidades y frustraciones que no afloran".
¿Puede suplantar la imagen al objeto? Dicho de otro modo: ¿un píxel vale más que 206 huesos rodeados de carne? Manuel Manzano, vicepresidente de la Asociación Estatal de Profesionales de Sexología de España, lo niega: "Como todas las cosas, Internet no es ni buena ni mala. Los tímidos han conseguido entrar en contacto con personas con las que de otro modo no hubieran podido. Otros se han vuelto adictos, como pueden serlo al alcohol o al juego".
Gubern recalca: "La iconofilia se basa en la estimulación visual, que no es tan poderosa como la olfativa, ya que el olfato es el sentido más arcaico en todos los mamíferos, y el bulbo olfativo está en la base del cerebro, en la zona más emocional. Pero he leído que a monos en cautiverio y sexualmente inapetentes se les han proyectado imágenes de pornografía simiesca para estimularlos y que ha dado buen resultado".
Amantes virtuales
"El contacto con otra persona es otra dimensión *dice Manzano*. La sexualidad también supone necesidades psicoafectivas, el sentir que uno puede ser querido y querer, dar placer a otra persona. Es lo contrario de alguien que no tiene autoestima. Le permite sentir que se interesa por los demás, que se ve atractivo."
Y sigue: "Lo más bonito de hacer el amor es entrar en contacto con otra persona. Enchufarse a una máquina y tener un orgasmo es como el que tiene un dolor muy fuerte y toma morfina. Le dará una sensación placentera, pero no será sexo".
Gubern advierte: "Previsiblemente, dentro de cien años, los estímulos químicos y los entornos eróticos virtuales estarán mucho más perfeccionados y serán mucho más sofisticados. Podemos imaginar sistemas de masajes mecánicos que afecten a casi el ciento por ciento de nuestra epidermis, por ejemplo, y cosas por el estilo. Pero la imaginación erótica no habrá progresado, pues en el terreno imaginario, desde la pornografía hasta el cine -snuff, todas las metas han sido ya cubiertas".
Nada nuevo bajo el sol. Nada nuevo bajo las sábanas. ¿Tal vez algo nuevo en la heladera? Hasta ahora, el sexo del futuro se parece bastante al del presente. Sin embargo, resulta evidente que, con el aumento de la reproducción asistida, la bíblica unión entre sexo y reproducción se ve encaminada a un irremediable divorcio. Se ha conseguido extraer esperma de un hombre sin erección directamente del testículo o del epidídimo.
¿Afectará esto nuestra manera de relacionarnos? Según Manzano, "sólo a las personas que han utilizado el sexo únicamente como modo para reproducirse o que tengan fobias físicas". Román Gubern coincide: "Me cuesta imaginar una sociedad enteramente castrada, pues se recurrirá a los afrodisíacos químicos, mecánicos o audiovisuales, cosa que ya está ocurriendo".
En la Argentina
"Hace ya muchos años, Freud nos alertaba que «la pulsión no tiene objeto» *dice el doctor Adrián Sapetti, médico psiquiatra, sexólogo y presidente de la Sociedad Argentina de Sexualidad Humana*. Tanto se podía posar en una bella mujer o en un elegante caballero como en un animal, en un pie o en una prenda ("Procúrame un pañuelo de su seno, una liga para el amor que siento", decía el genio de Goethe). Pero Freud no soñaba con ovejas eléctricas. Eran los tiempos en que la PC no entraba ni en su interpretación de los sueños."
Cuenta el especialista que hoy lo consultan hombres casados que se autoestimulan frente a páginas pornográficas; mujeres insatisfechas que buscan Apolos en la pantalla del monitor. Y repasa que existen páginas hardcore para heterosexuales, homosexuales, bisexuales, transexuales, transgéneros y metrosexuales, fuera de toda censura, sin horario de protección al menor y en continuado.
Pero no todo es embriagarse frente a la computadora y evitar el contacto real para quedarse en la fascinante virtualidad ("Hay que inyectarse cada día con fantasías para no morir de realidad", nos decía Ray Bradbury): con las máquinas llegaron el chat, la teleconferencia y la videocam, en la que una pareja, a distancia, puede provocarse "a través de la Red". No obstante, esto que mucha gente critica nos es sumamente útil en el trabajo con los pacientes, como los fóbicos sexuales y/o sociales", advierte Sapetti.
Por lo cual, ¿podríamos estar hablando de nuevos rituales de cortejo computacional? "Varones que se hacen pasar por mujeres o viceversa, maridos celosos que, descubriendo el password de sus esposas, se hacen pasar por edulcorados seductores para sorprenderlas in fraganti.
Recuerdo un caso así, en el que ella coqueteó por el chat, sin saberlo, con el marido, que, encapuchado en las sombras de un nickname, ocultaba su identidad. Pero cuando él, o su álter ego, la invitó a salir, ella le respondió que hasta allí llegaba el juego y que le era fiel al marido. Pero lo que aquí, como en todas partes, también preocupa a los especialistas es la venta indiscriminada de productos que, a través de la Web, ofrecen elixires.
"Adiós a la impotencia: compre sildenafil, tadalafilo y vardenafilo por Internet, sin pasar por el médico".
Apenas un ejemplo. "¿Quién no ha recibido cientos de estos e-mails que prometen por la Red soluciones mágicas y misteriosas? -pregunta el sexólogo argentino. He visto muchos pacientes que compraron Viagra por Internet, con o sin delivery a domicilio (¡a veces debían ir a buscarlos a departamentos, estaciones de servicio, bares!), alguna que otra cirugía, bombas de vacío para agrandar el miembro; métodos orientales, árabes o japoneses para lograr el orgasmo o aumentar un par de centímetros y levantar la moral de alicaídos varones que hoy consumen, sólo en la Argentina, más de 12.000.000 anuales de comprimidos de sildenafil, vardenafilo y tadalafilo; las tres, medicaciones para combatir la impotencia."
Pero también hay buenas noticias. La computadora ha sido útil hasta el momento para hacer psicoeducación y educación sexual a través de páginas de divulgación científica. Cuenta Sapetti como ejemplo que en el sitio www.sexovida.com recibió, en su consultorio virtual, 44.579 visitas durante 590 días, de diversos países.
Sobre la base de 16.940 consultas, los especialistas observaron que el 52% de las preguntas estaba relacionado con disfunciones sexuales masculinas y femeninas (disfunción eréctil, eyaculación precoz, anorgasmia, deseo sexual hipoactivo, fobias sexuales, etc.), seguidas por las relacionadas con embarazo y anticoncepción (29%). En psiquiatría, el 45% de las consultas estaban relacionadas con la depresión, y a ese tema le seguían los trastornos de ansiedad.
"Hay miles de consultas de distintos tenores y temáticas, lo que demuestra la orfandad y el oscurantismo que aún hoy embargan a los seres de este ciberplaneta.
No seremos los médicos quienes nos opongamos a los avances tecnológicos y cibernéticos; sólo debemos alertar ante la venta y promoción de tratamientos anónimos o disfrazados tras una imagen falsa de un médico inexistente que hagan poner en riesgo la salud de los consultantes.
Y algo más: que las pantallas de los monitores no nos hagan olvidar el placer de los cuerpos que se tocan, que se acarician, que se besan, que copulan, que se emocionan en un largo abrazo."
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