11/02/2011

O Rei das tortas


De una entrevista a Groucho Marx en la revista Playboy en 1974 (Groucho tenía entonces 83 años):

(...) Playboy: Contanos acerca de tus padres
Marx: Bueno, mi madre vino de Alemania , mi padre vino de Francia. Cuando se conocieron ninguno de los dos entendía una palabra de lo que el otro decía, así que se casaron. Hablaban en alemán porque mi madre era la más fuerte de los dos. Mi padre no tenía mucha educación. Mi madre tampoco, pero era mas inteligente. Vivió lo suficiente para vernos tener éxito en Broadway.
Playboy: ¿Es verdad lo que escuchamos acerca de la influencia de tu madre para que te subieras a un escenario?
Marx: Por supuesto, y apenas pudo logró que los otros hicieran lo mismo. Así fue como nos convertimos en los hermanos Marx. Ella misma nos conseguía los trabajos. Pensaba que tenía que lucir joven, así que cuando iba a ver a los agentes teatrales usaba un corsé y una peluca rubia. Cuando iba a la casa de alguien a jugar a las cartas, se cansaba de estar con el corsé, se lo sacaba y lo envolvía en un diario con las tiras colgando.
Playboy: ¿Tu padre a veces la jorobaba?
Marx: Seguramente. El resultado fueron cinco varones.
Playboy: Me refiero a otras mujeres
Marx: No hasta que mi madre murió. Después se consiguió otra chica.
Playboy: ¿Inmediatamente?
Marx: Bueno, no durante el funeral...

Su gran admirador y en parte heredero, Woody Allen, nos ha dejado perlas como esta: "Cuando era alumno, me echaron del colegio por copiar en el examen de Metafísica. Miré en el alma de mi compañero de pupitre". O como cuando le preguntaron si creía que la Física Cuántica era la respuesta, "No sé, en el fondo ¿de que me sirve a mi que el tiempo y el espacio sean exactamente lo mismo? En fin, si le pregunto a un tío que hora es y me dice "6 kilómetros" ¿Que coño es eso?.


Hoy escribe Ponte sobre la monarquia española y el resultado de una encuesta del CIS que señala la perdida de popularidad entre los más jóvenes, aún a pesar de la querencia tradicional de los naturales de este pais por la monarquía, incluidos los reyes de la baraja. No nos vendría mal un Groucho Marx para arrojar algo de luz en tanta estupidez.

Salud
P.D.: Hemos leido hoy que la OMS se sube al carro de los recortes y va a prescindir de 300 personas en Ginebra, espero que deje fuera de tanta "reprogramación", como lo llaman los chicos de Cascos por aqui, a nuestra oficina en el Istmo, que estoy seguro que además de ser muy rentable, nos tiene al día de los entresijos caribeños.

Popularidad de la monarquía
José Manuel Ponte

Una encuesta del CIS pone de manifiesto que la institución monárquica ha perdido mucha aceptación entre la población española, sobre todo entre ese sector de personas jóvenes que no conocieron el periodo de transición política que siguió a la dictadura. Hasta tal punto es significativo el descenso que bastantes observadores opinan que esa percepción puede servir como caldo de cultivo de un nuevo advenimiento republicano (ya sería el tercero en nuestra historia). Las explicaciones de los sociólogos son variadas. Unos lo achacan a una pérdida de imagen de la institución que se ve como una excepción anacrónica y un refugio para privilegiados en medio de una crisis financiera que ha llevado a muchas familias a la ruina. Otros, al desprestigio creciente del conjunto de la clase política de la que en cierta manera la realeza forma parte. Y no faltan tampoco quienes ponen el acento en el sinsentido de la convivencia en la cúpula del Estado de criterios tan reaccionarios como la aristocrática preeminencia de sangre con los más democráticos del mérito y la capacidad. En el fondo, nada nuevo, porque sobre esos mismos argumentos y sobre esas mismas diferencias se nutrió desde siempre el debate entre monarquía y república. Tanto en España como en otros países. Aunque lo más notable de la encuesta del CIS es el hecho de que sea la juventud que no conoció la transición, y por tanto el papel del rey Juan Carlos como puente institucional de unión entre la dictadura y la democracia, la que descarte a otro joven como el príncipe Felipe de Borbón como jefe de Estado en un futuro próximo. A primera vista, podría suponerse que entre personas jóvenes se dieran bastantes zonas de coincidencia, pero resulta que no es así. Cuando pasen los años, los historiadores estudiarán el fenómeno de que una persona de sangre real, que fue nombrado por un dictador como "sucesor suyo a título de rey", haya devenido luego en rey de una democracia constitucional y sobrevivido en el cargo durante más de treinta y seis años, tras varias crisis financieras y más de un intento de golpe de estado. Dada la polarización sentimental de la política española (todo lo malo es culpa tuya y todo lo bueno, mía) es difícil pronosticar cual de los dos grandes partidos pueda proponer el fin de la monarquía sin que el otro se oponga. Pero antes de que eso ocurra, debo recordar que el pueblo español tiene una ancestral, y extraña, querencia hacia las testas coronadas. Y la historia nos lo confirma. Además de los famosos 33 reyes godos, en Asturias hubo 12 reyes; en León, 17; en Galicia, 5 propios y varios compartidos; en Navarra, 31;en Aragón, 20; en Cataluña, 9 condes de igual rango, y en Castilla, 22 hasta los Reyes Católicos. Y una proliferación parecida se dio entre los musulmanes donde, aparte de los califas de Córdoba, hay que mencionar a los llamados reyes de Taifas. Ya con toda la península en manos cristianas y agotadas las dinastías autóctonas importamos 5 reyes de la casa de Austria y 9 de la casa de Borbón. En periodos de mayor confusión ocuparon fugazmente el trono de España un hermano de Napoleón (Pepe Botella) y Amadeo de Saboya. Y don Vicente Risco nos cuenta que un grupo de ciudadanos de Ourense postularon como rey de España a un almirante ferrolano. Además de eso tenemos al "rey del jamón" y al "rey de las tartas de Mondoñedo". ¿Somos o no somos monárquicos?

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