2/01/2006

DONDE SE CUIDA DEMASIADO LA COMIDA...


...se cuida poco la Virtud.

Da para mucho esto de la comida, sobre todo donde sobra porque la tragedia de los paises con hambre nos repele y procuramos no verlo. Por eso, y tambien por pura estetica, me molestan esos concursos de "tragaldabas" muy del estilo americano de "a ver quien como mas hamburguesas en menos tiempo" o pizzas o pepinillos. Igual las fiestas a base de tirarse unos a otros comida como "La Tomatina" o incluso peor , el vino. Encima de ricos, gilipollas (o precisamente por eso). Estaba en eso cuando me llaman de la Peña Gastronomica que la comida de este sábado es en las jornadas de caza de Felechosa, con un menú adecuado, osea, caza de primero, de segundo y de postre panchón, por si acaso quedamos con hambre. Contradictorios que somos.
De caza fuimos el domingo pasado Emilio, Fico y yo por el canto de la arena hasta Soto de Llanera (a ver si seguian limpiando la paellera en Villarriba) aprovechando la nevada del sabado y de paso hacer unas fotos, como la que acompaño. Pocas veces tenemos una oportunidad asi porque además se presentó la mañana despejada y daba gusto caminar con semejante espectaculo.
Salud
Alvaro
P.D.: Para mañana jueves, a las ocho, unos callos y la virtud la dejamos para otro día, cuando pase el efecto del omeprazol.

ANDRÉS BARRIALES La Nueva España
De la buena alimentación, de la alimentación conveniente, de la más beneficiosa, habla quien puede; de la alimentación, a secas, quien la necesita. Otros muchos ni siquiera hablan de ella. Porque hay quien no come, quien come pocas veces y casi siempre mal.
Felices somos al poder hablar de lo que nos conviene comer y felices por poder escogerlo entre las muchas posibilidades que se nos brindan.
No pretendo estropear la buenas digestiones. Pero la etimología de la palabra comida -del latín «cum edo», «comer con»- suena a participación, a compartir. Todos quizá podemos aportar la desagradable experiencia de comer solos.
Cicerón ya decía que el placer de los banquetes no debía medirse por la voluptuosidad de los manjares, sino por la compañía de los amigos y por sus discursos. Un viejo pastor castellano con quien me tropecé muchas veces en el campo salmantino, tras una conversación sobre estos temas, acompañada de un buen trozo de pan y buen tocino, me dijo: «Tienes que conseguir que el pan que no compartas, te sepa mal» Procuro no olvidar este consejo que me dieron y que ahora os brindo. De todas formas, si podemos, hemos de cuidar la alimentación. La célebre escuela salernitana daba, ya en la Edad Media, estos consejos: «La primera digestión tiene lugar en la boca», «Para dormir bien por la noche, sé parco en la cena», «Mientras comas, bebe frecuentemente y poco de cada vez».
Y atención al consejo del clásico latino, por si tiene razón: «Donde se cuida demasiado la comida, se cuida poco la virtud».

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