9/16/2006

Opera de saldo


"He pasado una noche estupenda...pero no ha sido esta", la cita de Groucho resume la impresión que ha causado la representación de la opera que inaugura la temporada en Oviedo, "Il viaggo a Reims", y no solo porque el fallido montaje remite a un tiempo actual, en imagenes cotidianas de un viaje en avion, sino por el conjunto de la representación, que recuerda un festival fin de curso de colegio mayor. Una carta al director en LNE de hoy apunta certeramente al origen del fiasco.

Opera de saldo

Enhorabuena, señores de la Ópera de Oviedo, se superan ustedes! Con «II viaggio a Reims» han subido un nuevo peldaño en su ascensión a la cima del despropósito. ¿Qué es que no les da el dinero para contratar producciones que cumplan los mínimos de calidad? Y, ¡por favor!, no utilicen la excusa de que las administraciones públicas les pagan menos que a otros teatros. Si el presupuesto de que disponen lo utilizasen adecuadamente, los resultados serían indiscutiblemente mejores. Desde luego, visto el panorama más vale que no les den más.

A lo mejor no es tanto la cantidad de recursos económicos disponibles como la buena o mala gestión que hacen de los que tienen. Si nos dedicamos a comprar pisos, incrementar la plantilla de la asociación, que ha pasado de dos personas en los tiempos del recordado Badenes a siete, que, por cierto, o muy buenos eran aquellos o muy malos éstos, pues, indudablemente, las temporadas eran de mucha más calidad, y ni que recordar el descalabro que han montado en la anterior temporada con el coro de que disponían, más de setenta personas que trabajaban de forma gratuita han pasado a ser una agrupación coral semiprofesional de 27 miembros, a los que hay que reforzar en todas y cada una de las óperas en que intervienen, incrementado su coste en un cuatrocientos por ciento. Se ha pasado de oír a una masa coral con cuerpo y timbre a un grupo de personas que canta de manera plana, destimbrada, ajena por completo a como debe sonar un coro de ópera, no se oyen tenores, contraltos ni barítonos-bajos, sólo la cuerda de sopranos se puede distinguir, y todo eso a pesar de haber tenido que traer refuerzos ya para esta ópera. La producción del «Viaggio» ha sido penosa y pobre, como su saldo, los decorados, el vestuario, el movimiento de escena y la interpretación recuerdan una representación de alumnos de academia teatral, y musicalmente, salvo honrosas excepciones, como de tercero de carrera de canto.

El problema es que la gente paga hasta 120 euros por localidad para verlo y eso es un timo. ¿Por qué no se dedican a algo que sepan hacer mejor y dejan la gestión de esa importante empresa a alguien mejor preparado? Hoy en día para todas las cosas se exige cualificación. ¿Quién ha valorado las capacidades y los conocimientos de los señores que dirigen la Asociación de la Ópera y que administran tan importante cantidad de dinero público y de los asociados? ¡Ah!, y para que no haya confusión, a mí me encantan las innovaciones escénicas en la ópera, creo que hay que modernizar las puestas en escena, pero, claro, siempre con calidad y adecuándolas al libreto y la música.

Elena Fernández
Gijón

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