7/19/2007

Torpezas

Cocteau dijo aquello de que "Dios no habría alcanzado nunca al gran público sin ayuda del diablo" y eso es lo que estan empeñados en demostrar una buena parte de los miembros de la Iglesia católica y apostólica. A la noticia sobre el montante de las indemnizaciones que tiene que pagar la diocesis de Los Angeles, para evitar llegar a juicio por las denuncias de abusos a menores por parte de sacerdotes de esa diocesis, el nuncio de SS en España, Monteiro de Castro, no se le ocurre otra cosa que decir a la prensa, a cierta prensa claro, en que paginas deben salir este tipo de noticias y, a ser posible, que hagan como La Razón o el ABC que o no las dan o ponen una escueta nota en pagina impar para que pase desapercibida. El escandalo no es tanto descubrir que un número determinado de religiosos han sido denunciados por abusos a menores, sino el papel encubridor de sus superiores (Episcolandia, según Maruja Torres), algunos como el obispo de Boston, en una sucesion de torpezas ha tenido que dimitir porque reconociendo que estaba al tanto de los hechos no solo no hizo nada para detenerlos sino que los ha encubierto y protegido, al contrario que a las victimas...

Como torpezas las que trae la prensa sobre el reciente seismo en Japon que ha originado una averia importante en una de las mayores centrales nucleares del mundo, y cuyos responsables han querido minimizar los daños al explicar que se habia vertido una mínima cantidad de agua contaminada, cuando el realidad ha sido mucho mas y ha obligado al gobierno a cerrarla para evaluar el alcance de los daños. Ahora se dice que la central está construida sobre una falla, y no de Valencia precisamente...

La Editorial de El Pais lo dice así:

(...)"Japón es una referencia para la seguridad nuclear porque sufre terremotos frecuentes. El Gobierno de Abe tiene que investigar a fondo las razones del retraso en la información sobre la fuga radiactiva, por qué se mintió sobre su importancia -la empresa aseguró primero que sólo se había vertido al mar un litro y medio de agua contaminada y reconoció luego el vertido de 1.200-, cuáles son los riesgos secundarios, si existe contaminación radiactiva entre los obreros de la planta y cuál es la probabilidad de que la población resulte afectada..."

Episcolandia

MARUJA TORRES

Estupefacta. Desconcertada. Decepcionada, podría añadir. No entiendo a la Conferencia Episcopal de este país nuestro (quiero decir que no sólo es suyo). Tenían una nueva ocasión de salir a la calle a manifestar su iracundia (mezcla de santa indignación y carcundia) y, al parecer, la están desaprovechando. Me siento defraudada.

Y es que yo ya les visualizaba, como ahora se dice, todos juntos yendo de Sol a Génova (o por do les plazca exhibir sus mensajes) y enarbolando pancartas con eslóganes parecidos a estos: "No a la persecución de los sacerdotes pederastas de Los Ángeles", "Basta de relatar maltratos sexuales masivos tapados por los obispos", "Devuelvan a Sus Eminencias los 478 millones de euros que les han sacado de indemnización", "Abajo los niños provocativos y las niñas indecentes", "Nosotros consagramos, nosotros ocultamos", "Mi cuerpo es mío", "La sacra pederastia unida jamás será vencida" y "Volveré y seré millones". El último me gusta especialmente porque, aunque parece una frase pronunciada por Che Guevara en premonición de su actual abundancia de efigies, su autora fue Eva Perón, desdeñada en su día por el Vaticano por haber sido actriz y mujer de costumbres entretenidas.

¿Les parezco brutal? Pues ni la décima parte de lo brutal que podría ponerme cada vez que pienso en la Injerencia Episcopal. Lo que pasa es que me contengo.

Si no me contuviera les preguntaría, por ejemplo, por qué alzan tanto la voz para proteger a los niños de este país (suyo, de los niños) de una educación ciudadana impartida en las escuelas; y por qué callan tanto cuando se descubren casos de abusos sexuales perpetrados por sacerdotes en los colegios y parroquias. Les diría pero mirad que son ustedes distraídos. El pío frenesí ciega sus ojos. ¿Es que no comprenden que unos niños que crecen en la equivocación (la ética) son mucho más provocadores para la sodomía, y unas niñas educadas en la aberración (los derechos y deberes) resultan irresistibles?

Pero no pienso ponerme así de brutal, pues ello es una actitud impropia de mí. De modo que continuemos con el tema de la manifestación pro-clero pederasta de Los Ángeles. Tienen ustedes el tiempo justo para prepararla de aquí al sábado.

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