Recupero un correo antiguo de nuestro ácrata de cabecera, en el que se hacía homenaje de justicia a la bicicleta, ortrora modesta compañia de obreros en tiempos de escasez y hoy objeto de consumo y deporte, aunque infrautilizada en esta España falsamente opulenta.
Como habia prometido, envio el soneto a La Bicicleta de nuestro poeta Laureano.
Dos cíclopes al suelo encadenados
a un Zeus tronante y sudoroso,
alido de pedales musculosos,
cabalgan furiosos por los llanos.
los dientes laboran apretados
y, cual toro alocado y muy furioso,
desbocados sus cuernos tan airosos,
los aires corta en brios desatados.
cual pegaso veloz en raudo vuelo,
la maquina de acero al viento daba
alientos y suspiros de deseo
de escribir el esfuerzo en vega llana
para ser, cual un nuevo Prometeo
ascético titán en monte extremo.
A continuación e instalado en la modestia os envio otro soneto a
la bicicleta datado en los años noventa del siglo pasado, de autoría compartida entre Lola Mateos y el que suscribe, Soneto
naturalmente inacabado...
Jamás encontré montura discreta,
mas fuerte y mansa que el percherón
en la que monta el aldeano y el Borbón
que tu hermosura oh! bicicleta
Tú por la espesura marchas coqueta,
por monte, prado,rio y malecón
Frenos, manillar, catalina y piñón,
cual alegre viajero sin maleta.
Tu belleza, el coche envidia,
tu ligereza al tren espanta.
Emúlas al toro de lidia,
Centauro; carne y acero que canta.
Naturalmente dedicada a Horacio
F. Enterría
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